Bellísima peli, técnicamente impecable con puntos geniales (fotografía y dirección), elenco absorbente (Garrido, inolvidable, para tirar el micro), guión y ritmo perfectos, en la que desde los primeros planos intuimos que se nos va a representar una obra contemporánea mayor y singular. Todo suma para crear un Love story 2.0 en el que el director nos hace asistir sin aliento a una magistral partida de ajedrez romántica, en la que las piezas son los sentimientos de dos jóvenes de nuestros días, y el tablero una larga noche de marcha y su after hours matutino en una ciudad cualquiera, y que como toda partida de ajedrez de leyenda, es recorrida en toda su duración por una energía telúrica de origen atávico y capacidad destructora imprevisible.