Media votos
6,6
Votos
11.246
Críticas
198
Listas
26
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Mis críticas favoritas
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de lisufelligus:
9
7,2
20.160
Drama
Rumanía, 1987: el país se encuentra bajo el férreo régimen comunista de Ceaușescu. Otilia y Gabita son estudiantes y comparten habitación en una residencia. Gabita está embarazada, pero no quiere tenerlo. Las jóvenes acuerdan un encuentro con un tal Mr. Bebe para que le practique un aborto ilegal en la habitación de un hotel. (FILMAFFINITY)
8 de febrero de 2011
40 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si la valiosa película "4 meses, 3 semanas y 2 días" fuera un cuento, Su comienzo podría ser así: "En el tenebroso reino del malvado Ceaucescu...".
Cristian Mungiu nos sorprendío a todos en 2007 con esta fábula inquietante sobre el valor de la amistad (la de Otilia y Gabita) que supera lo imaginable.
A todos nos gustaría tener amigas como Otilia, capaz de arriesgarlo todo, incluso su propia libertad, para ayudar a su insegura e inmadura compañera de cuarto Gabita, víctima propiciatoria en un mundo de lobos como era la Rumanía de los últimos años del "comunismo" -por llamarlo de alguna manera, ya que era una dictadura pura y dura, sin más- del indeseable Ceaucescu.
Personajes de todo tipo -más bien bordes y desagradables- van pasando por la atribulada vida de las dos jóvenes en esos pocos pero funestos días en los que transcurre la acción y en los que Gabita encuentra fuerzas para decidir abortar en un país donde el aborto estaba penado por la Ley.
Gabita, con miedo de casi todo, envía a Otilia a tramitar ese oscuro asunto del aborto ilegal en el tenebroso y gris -no se ve el sol en toda la película- ambiente de una ciudad mediana de la Rumanía de 1987 que recrea magistralmente Mungiu.
Esa falta de luz, ese cielo nublado y plomizo, esa sensación de frío que cala hasta los huesos, esa frialdad de los transeuntes a los que Otilia va preguntando va creando en el espectador el sentimiento de miedo, inseguridad e impotencia que debían sentir los ciudadanos rumanos cada mañana nada más levantarse de la cama.
Sigo en "spoiler"
Cristian Mungiu nos sorprendío a todos en 2007 con esta fábula inquietante sobre el valor de la amistad (la de Otilia y Gabita) que supera lo imaginable.
A todos nos gustaría tener amigas como Otilia, capaz de arriesgarlo todo, incluso su propia libertad, para ayudar a su insegura e inmadura compañera de cuarto Gabita, víctima propiciatoria en un mundo de lobos como era la Rumanía de los últimos años del "comunismo" -por llamarlo de alguna manera, ya que era una dictadura pura y dura, sin más- del indeseable Ceaucescu.
Personajes de todo tipo -más bien bordes y desagradables- van pasando por la atribulada vida de las dos jóvenes en esos pocos pero funestos días en los que transcurre la acción y en los que Gabita encuentra fuerzas para decidir abortar en un país donde el aborto estaba penado por la Ley.
Gabita, con miedo de casi todo, envía a Otilia a tramitar ese oscuro asunto del aborto ilegal en el tenebroso y gris -no se ve el sol en toda la película- ambiente de una ciudad mediana de la Rumanía de 1987 que recrea magistralmente Mungiu.
Esa falta de luz, ese cielo nublado y plomizo, esa sensación de frío que cala hasta los huesos, esa frialdad de los transeuntes a los que Otilia va preguntando va creando en el espectador el sentimiento de miedo, inseguridad e impotencia que debían sentir los ciudadanos rumanos cada mañana nada más levantarse de la cama.
Sigo en "spoiler"
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Esta brillante obra de arte acaba de forma abrupta, sin nigún adorno ni artificio.
En definitiva, acaba de la misma forma en la que vivían los rumanos en los ochenta. Austeridad absoluta, instinto de supervivencia y superación de los traumas por la vía del olvido motivado. La última frase de Otilia a Gabita lo dice todo. Cuando ésta le pregunta si ha enterrado a "su hijo" Otilia le mira fijamente a los ojos y le dice:
-No vamos a volver a hablar de este tema nunca...
En definitiva, acaba de la misma forma en la que vivían los rumanos en los ochenta. Austeridad absoluta, instinto de supervivencia y superación de los traumas por la vía del olvido motivado. La última frase de Otilia a Gabita lo dice todo. Cuando ésta le pregunta si ha enterrado a "su hijo" Otilia le mira fijamente a los ojos y le dice:
-No vamos a volver a hablar de este tema nunca...