Tiene poco que contar. Coincido con los críticos profesionales que destacan la atinada intervención, de Rossy de Palma, muy fresca y certera en su desarrollo... y poco más del resto de actores.

Harvey Keitel y Toni Collete, encajan en ese trasnochado modo de hacer cine, que parece haberse enquistado entre algunos de los cineastas franceses de los últimos años; presentando películas muy poco diferentes unas de otras en su estructura, aunque la temática varíe.

Amanda Sthers, su directora, ha movido los hilos sin correr riesgos, con una dirección más antigua que clásica.
Perfectamente olvidable y prescindible.