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Voto de PADRE FLANAGAN:
6
Western Chuka, un veterano pistolero (Rod Taylor), y las dos pasajeras de una diligencia, Verónica, una joven y hermosa viuda, y su sobrina Elena, llegan a un fuerte del que no podrán salir debido al inminente ataque de los indios arapahoes. Tanto los soldados como los oficiales que componen la guarnición han sido destinados allí tras ser sometidos a consejo de guerra. (FILMAFFINITY)
7 de marzo de 2011
22 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nos encontramos ante un western decididamente atípico, rodado en una época en la que el género había entrado en crisis y no tenía muy claro qué dirección tomar.

Lo más llamativo es que casi la totalidad de la acción se desarrolla en un escenario único y cerrado, un fuerte aislado y asediado cuya guarnición está compuesta por la escoria del ejército, y en la que incluso los oficiales que la mandan están destinados en ese lugar como castigo; a ellos se suman los pasajeros de una diligencia que se refugia allí de los indios. La interacción y las tensiones entre los diferentes personajes, todos ellos, civiles y militares, un hatajo de perdedores en una u otra forma, y la espera del ataque inminente del que nadie espera salir con vida, conforman el argumento.

Curioso el papel protagonista de Rod Taylor como pistolero (fue un actor competente que encajaba bien en papeles muy diversos, aunque nunca me lo había imaginado protagonizando un western), pero los que se llevan de calle la función son John Mills en el rol del amargado comandante y, sobre todo, el siempre formidable Ernest Borgnine haciendo de sargento duro pero en el fondo buen tipo.

Gordon Douglas es un profesional eficiente, pero la falta de presupuesto canta mucho, pues el fuerte se nota demasiado que es un simple decorado en un estudio cerrado (aunque eso contribuye a reforzar la sensación de claustrofobia de la historia) y el lienzo de muralla que se muestra y desde el que disparan los soldados es siempre el mismo (como si los indios sólo atacaran por un lado) y apenas mide unos pocos metros; en esos pocos metros es donde se muere todo el mundo. Los exteriores (algo casi esencial en un western) son casi inexistentes, y el fuerte nunca aparece visto desde fuera; al parecer tampoco había presupuesto para levantar un pequeño decorado en el desierto.

Se pueden hacer muy buenas películas con cuatro perras si se cuenta con la imaginación y el talento necesarios. CHUKA podía haberlo sido, pues el guión es bastante sólido, con una dirección que hubiese sido capaz de darle más brío a la historia, más fuerza a las escenas, más garra a los diálogos y a los personajes y, también, con unos decorados más imaginativos.

En todo caso, una película curiosa que se deja ver bastante bien.
PADRE FLANAGAN
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