Liz Montgomery, que no parece capaz de una actuación deshonesta, realmente saca todas las habilidades en esta película del 74 que no tira golpes, literal o metafóricamente.

Lo que hace que su actuación sea tan fantástica es lo reprimida, llena de dolor y, por lo tanto, realista que es. A veces es casi difícil de ver. Una actriz menos consumada se vería tentada muchas, muchas veces a apostar por el tiro de dinero histérico y exagerado. Ella trabaja hasta el final, pero se gana todo.

Ronny Cox y William Daniels brindan interpretaciones de apoyo vívidas y viscerales, la dirección es competente como un oficial y el guion es crudo, implacable e inmediato en su urgencia.

Es difícil imaginar una película menos acogedora sobre nuestro sistema legal y algunas de las leyes arcaicas que aún lo impulsan, felicitaciones a todos los involucrados que trajeron una luz realmente brillante a un horrendo sistema de injusticia que, con suerte con el advenimiento de la protección contra la violación leyes y pruebas de ADN, serán menos necesarias en el futuro. Aún así, esta película contiene muchas lecciones muy válidas para protegerse a sí mismo que son útiles incluso hoy. Muy recomendable.