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España España · Valencia
Voto de Carorpar:
6
Terror Kurt Menliff regresa al castillo familiar después de haber sido repudiado tras seducir a la hija de la doncella y la joven suicidarse al ser abandonada. Kurt se encuentra con que su padre le ha desheredado y su hermano se ha casado con su antigua amante Nevenka (Lavi), además de que la doncella le acusa de haber matado a su hija y le vaticina que morirá algún día bajo el mismo puñal que mató a la chica. Kurt no tarda en volver a ... [+]
15 de septiembre de 2023
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«El cuerpo y el látigo» es una mezcla de Edgar Allan Poe y «sexploitation» que, ateniéndonos a la proliferación de sudorosos primeros planos, contrapicados y zooms a discreción, diríase dirigida por un Sergio Leone de primero de Comunicación Audiovisual pasado de monsters.
Pero no, tras la cámara encontramos al ínclito Mario Bava —bajo el alias John M. Old, que tenía por más internacional—, quien se diera a conocer tres años antes con la igualmente desopilante «La máscara del demonio» («La maschera del demonio», 1960) y creador, junto a Dario Argento, del conocido como «giallo», impagable aportación transalpina al euro-horror y a la serie B.
Al citado y delirante trabajo con la cámara —mención especial merece Ubaldo Terzano, director de fotografía— hay que sumarle el característico cromatismo, de una saturación no apta para epilépticos. El «sfumatto» y el claroscuro de raíz expresionista le aportan las texturas góticas que demandaban la historia y una escenografía, por otra parte, muy lograda, especialmente habida cuenta de las estrecheces presupuestarias que se le presumen a producciones de su pelaje.
Ahora bien, si por algo ha pasado a la historia este film es por el modo, descarnado y absolutamente adelantado a su tiempo, en que se adentra en las sordideces de una relación sadomasoquista y necrófila. No en vano fue objeto de cortes, censuras y vilipendios varios, hasta tal punto que no hemos podido disfrutarla en toda su bizarra gloria hasta hace bien poco, remasterizada y editada en DVD.
En el apartado interpretativo, un Christopher Lee en el apogeo de su carrera se mueve como pez en el agua en la pérfida piel de ese aristócrata con un gusto enfermizo por la flagelación. La israelí Daliah Lavi luce palmito y pestañas postizas con donaire propio de un cine —y un tiempo— definitivamente extinto. Todavía más feo está decir que su personaje sólo parece salir de la catatonia a vergajazos. Y que pocos orgasmos tan creíbles verán en pantalla.
Carorpar
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