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España España · Valencia
Voto de Carorpar:
9
Drama Un hombre camina por el desierto de Texas sin recordar quién es. Su hermano lo busca e intenta que recuerde cómo era su vida cuatro años antes, cuando abandonó a su mujer y a su hijo. A medida que va recuperando la memoria y se relaciona con personas de su pasado, se plantea la necesidad de rehacer su vida. (FILMAFFINITY)
1 de septiembre de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que Wim Wenders es un cineasta especialmente dotado para las «road movies» había quedado de manifiesto en una de sus primeras películas, «Alicia en las ciudades» («Alice in den Städten», 1974), lo mismo que su buena mano para dirigir a actores infantiles sin que éstos, como suele suceder, den repelús o vergüenza ajena o ambos.
Una década después y con una narrativa muy similar, «Paris, Texas» confirma las estupendas sensaciones que irradiaba aquélla, puliendo unas imperfecciones que, más producto de la bisoñez del entonces joven director que de la impericia, lastraban su argumento. Y se erige, de hecho, en la obra maestra de Wenders, con perdón de los notabilísimos títulos que jalonan una carrera por demás brillante.
«Paris, Texas» sigue los pasos de un inolvidable Harry Dean Stanton, capturando en su deambular el alma de los Estados Unidos como muy pocos cineastas han logrado hacerlo —John Ford, si acaso—. Que se trate de un ciudadano de la RFA lo convierte en algo especialmente meritorio. Enhebrados por carreteras infinitas y alambicadas circunvalaciones, se suceden moteles y «diners», pueblos fantasmas y espejeantes rascacielos, lavanderías y bares de mala muerte; todo ello a la luz irreal de los neones, el precario titilar de una farola huérfana o el sol abrasador de Texas. El trabajo de Robby Müller se erige en un monumento a la fotografía en color y remite poderosamente a los lienzos de Edward Hopper. Mención especial merece, asimismo, el no por seco menos expresivo rasgueo que integra la banda sonora firmada por Ry Cooder. Por cierto, nuestra TVE la utilizó como cabecera del icónico «Documentos TV».
Todo lo dicho bastaría para estar hablando de una cinta sobresaliente. Añadámosle ahora el prolongado desenlace. La conversación a través de la ventana del «peepshow» entre dos seres arrasados de amor atesora tal grado de romanticismo —bien entendido, no las gazmoñerías de uso—, que se lleva por delante incluso la sordidez del escenario. El dolor, el fatalismo que Dean Stanton y Natassja Kinski consiguen transmitir pondrán al borde de las lágrimas hasta al espectador más cínicamente encallecido, como es mi caso.
En suma, película desoladora e imprescindible, cúspide en la trayectoria de un director con un lenguaje tan profundamente propio que lo amas o lo odias; y si tienes la enorme fortuna de amarlo, no va a ser sino con la devastadora intensidad con que se aman Travis y Jane.
Carorpar
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