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España España · Valencia
Voto de Carorpar:
6
Terror. Fantástico Susana (Almudena Amor) tiene que dejar su vida en París, donde trabaja como modelo, para regresar a Madrid, debido a que su abuela Pilar (Vera Valdez) acaba de sufrir un derrame cerebral. Años atrás, cuando los padres de Susana murieron, su abuela la crió como si fuese su propia hija. Susana necesita encontrar a alguien que cuide de Pilar, pero lo que deberían ser solo unos días con su abuela se acabarán convirtiendo en una terrorífica pesadilla. (FILMAFFINITY) [+]
27 de marzo de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Paco Plaza, que se dio a conocer de la mano de Jaume Balagueró con la estupenda «[•REC]» (2007), se acompaña aquí de Carlos Vermut, quien sorprendiera a propios y extraños con su segundo largometraje «Magical Girl» (2014) y cuya impronta se aprecia en un barroquismo visual y un componente melodramático de los que hasta la fecha carecía la obra de Plaza, autor normalmente más conciso y apegado a los códigos.
«La abuela» es una correctísima cinta de terror, vuelta de tuerca patria al «psycho-biddy» donde se escuchan sugerentes ecos polanskianos y en la que, por ende, el elemento psicológico domina al sobrenatural durante buena parte del metraje. Es, de hecho, la descripción —minuciosa hasta el engorro de bastantes espectadores— de la decrepitud y la angustiosa convivencia entre la joven modelo y la anciana impedida lo que, a mi juicio, mejor funciona de la historia, un «crescendo» a fuego lento y salpicado de un puñado de sustos no por convencionales menos eficaces. El desenlace, algo abrupto —y nigromántico— para mi gusto, desluce un tanto un conjunto hasta entonces, insisto, impecable.
En cuanto al reparto, breve y poco conocido, ambas antagonistas entregan trabajos dignos de reseña; algo mejor, creo, la veterana Vera Valdez —otrora, curiosamente, musa de Chanel— en un papel exigente, por paradójico que se antoje, habida cuenta de la (aparente) parálisis que aqueja a su personaje. La debutante Almudena Amor empieza algo fría, aunque se va entonando con el paso de los minutos y las barrabasadas que le gasta su nada entrañable abuelita hasta hacernos comulgar sinceramente con la desazón que la embarga.
En suma, recomendable título a cargo de un tándem, el formado por Plaza y Vermut, que promete engalanar un subgénero no muy bien tratado por otros cineastas a los que, sin duda, convendría tomar nota del —dispar pero complementario, a la vista está— «savoir faire» de estos dos.
Carorpar
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