Haz click aquí para copiar la URL
España España · Valencia
Voto de Carorpar:
5
Aventuras Europa Occidental, principios del siglo XVI. Una banda de mercenarios que se dedica al pillaje y está encabezada por el soldado Martin, pretende robar a Arnolfini, su anterior señor feudal. Para ello Martin forma un ejército con el dinero conseguido del robo de reliquias. Después de secuestrar a la hijastra de Arnolfini, la princesa Agnes, la salva de ser violada y ésta le promete amor eterno. (FILMAFFINITY)
16 de septiembre de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aceptado que la del Renacimiento fue una época extremadamente violenta —los estados modernos no nacieron de un loto mirífico cual Budas políticos, sino precisamente en feroz pugna de unos contra otros— y que se dio en ella una convivencia por demás paradójica entre refinamientos inéditos y brutalidades sin cuento, en «Los señores del acero» —por otra parte, un título bastante más sugerente que el original «Flesh+Blood»— creo que Paul Verhoeven se pasa de frenada, y dejándose los neumáticos en el derrape.
La proliferación de aullidos, contorsiones y rostros desencajados es de tal magnitud que, más que al tinto y la mandrágora, sus personajes parecen darle al MDMA y a la droga caníbal. Lo mismo podría predicarse de Verhoeven y su director de fotografía, Jan de Bont, pues la acción se desarrolla a un ritmo que excede de largo el marco de lo indesmayable para adentrarse de lleno en los alarmantes predios de la crisis epiléptica. Mira que el neerlandés no es un cineasta que se caracterice por haber dado a luz una obra especialmente contemplativa, pero aquí el desquiciamiento alcanza cotas sencillamente esquizofrénicas.
La película resulta indudablemente entretenida —no podía no serlo, habida cuenta de todo lo que pasa (asedios, asaltos, violaciones, incendios, epidemias) en tan poco tiempo, dos horas justas de metraje— y el diseño de producción, con espectaculares localizaciones patrias —Belmonte, Ávila y Cáceres—, no carece de mérito; sin embargo, insisto en que la exacerbación de los excesos de que se suelen acompañar las cintas de Verhoeven no tarda en pasarle factura.
Las interpretaciones también se ven afectadas por la histeria colectiva, si bien las trazas y el modus operandi habitual de Rutger Hauer se prestaban bastante a ello. En cuanto a la damisela en apuros encarnada por Jennifer Jason Leigh, ésta transita de la sumisión modosa a la ninfomanía irredenta sin solución de continuidad. Pocas actuaciones tan alucinógenas me habré echado al coleto. En fin, menudo desfase.
Carorpar
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow