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España España · Valencia
Voto de Carorpar:
9
Documental "Metropolis" (1927), "El gabinete del doctor Caligari" (1920), "M" (1931), "Nosferatu" (1922), "La gente el domingo" (1930), "Berlín, sinfonía de una metrópoli" (1927), todos se encuentran entre los clásicos y las películas más influyentes del cine europeo. De Caligari a Hitler cuenta la historia de los principios del cine alemán como la historia de la agitación social y cultural en la primera república, entre 1918 y 1933.
22 de marzo de 2022
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando uno lee libros de cine —actividad que recomiendo en general y todavía más si se tiene el sospechoso prurito de escribir reseñas, bien por hobby, bien por profesión— suele echar de menos las imágenes a que el texto se refiere, más allá del puñado de estampas con que, normalmente en las páginas centrales, gustan los autores —o la editorial— de ilustrar su discurso. No queda entonces sino tirar de memoria, imaginación o YouTube.
Los responsables de la excelente «De Caligari a Hitler» vienen a resolver ese déficit en apariencia insoslayable con una película de la que podría predicarse incluso que inventa un subgénero: la adaptación del libro de cine. En efecto, Rüdiger Suchsland traduce en interesantísimo documental el ensayo homónimo de Siegfried Kracauer, actualizándolo con su propio punto de vista y las intervenciones de directores del prestigio de Volker Schlöndorff y Fatih Akin.
Con las palabras de Kracauer como hilo conductor, Suchsland hace un exhaustivo recorrido por los títulos que aquilataron el séptimo arte en los años de la República de Weimar, efímero experimento político cuyas luces, sombras y trágica deriva se adivinaban ya —es fácil decirlo ahora, desde la barrera de la historia— en las producciones más tempranas, «El gabinete del Doctor Caligari» («Das Cabinet des Dr. Caligari», 1920), por ejemplo.
Asimismo, establece los límites del expresionismo, bastante más estrechos de lo que nos hemos acomodado a creer —no todas las cintas rodadas en la Alemania de los 20 son expresionistas, vaya—, de tal modo que ni siquiera Fritz Lang, buena parte de su filmografía al menos, encajaría en dicha categoría. Encontramos, por ende, un cine social fuertemente influido por los films soviéticos, películas «semiamateur» que se anticipan en dos décadas al neorrealismo italiano y en tres a la «Nouvelle Vague» francesa, y numerosas historias de evasión, desde las firmadas por el mencionado Lang hasta las comedietas protagonizadas por Lilian Harvey.
«De Caligari a Hitler» acaba con una exposición detallada de la nómina de los incontables cineastas que, con su trabajo, hicieron de la época una de las más brillantes de la historia del cine. Muchos de ellos, la mayoría, emigrarían a los Estados Unidos con el ascenso del partido Nazi —algunos, como Lubitsch, mucho antes—, contribuyendo sobremanera al florecimiento del Hollywood clásico.
Carorpar
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