Haz click aquí para copiar la URL
España España · Valencia
Voto de Carorpar:
7
Cine negro. Intriga. Thriller Adaptación de la novela homónima de Raymond Chandler publicada en 1940. Al detective Philip Marlowe (Robert Mitchum) le han encargado una difícil misión: encontrar a Velma, una bailarina de un club nocturno. Durante la investigación, Marlowe se ve obligado a adentrarse en un mundo turbio de personajes oscuros y de dudosa reputación. (FILMAFFINITY)
5 de junio de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
«Adiós, muñeca» no es «El sueño eterno» («The Big Sleep», 1946). Lo sé yo, lo saben mis improbables lectores —que Rodríguez Rivero me perdone el plagio—, lo sabe toda la crítica —a sueldo y aficionada— y lo sabían, seguro que también ellos, sus responsables, desde el desconocido director Dick Richards al tótem Robert Mitchum.
Añadiré que «Adiós, muñeca» no es «El sueño eterno», ni falta que le hace. Porque se trata de un correctísimo (neo) «noir», consciente de sus limitaciones —a veces se nos olvida la desenfadada génesis de serie B que tuvo el subgénero— y que explota sus posibilidades hasta sus últimas y muy gratas consecuencias, empezando por el cinismo a quemarropa de unos diálogos —y monólogos en off— fieles a la vitriólica pluma de Raymond Chandler.
Ayuda al gozoso nihilismo que impregna la historia el Philip Marlowe compuesto por Robert Mitchum. Sabedor de lo absurdo intentar emular a Bogart —son actores en las antípodas, físicas e interpretativas—, se lleva el papel a su terreno, entregando un personaje cuarteado por los años, el alcohol y la derrota. Tamaño despliegue de carisma empequeñece a compañeros de fatigas con los mismos años de mili en el macuto, caso de John Ireland, cuyo carácter (orgullosamente) secundario se hace aquí más palmario que nunca, opacado encima por el siempre insólito Harry Dean Stanton.
Siguiendo con el reparto, Charlotte Rampling se conforma con hacer una torpe imitación de Lauren Bacall y un (casi) debutante Sylvester Stallone tiene una breves aparición como matón italoamericano. No emite un fonema, pero le hace ojitos a una pilingui y pega un par de tiros bastante certeros. ¿Y tú me lo preguntas? Minimalismo eres tú.
En fin, entretenida adaptación, leal al espíritu del original y a los códigos del fecundo cine negro americano. Lo que antaño podía tenerse por película alimenticia, fondo de armario, obra de un artesano y cuantos tópicos al respecto se les ocurran, hoy raya en la obra maestra, lo cual ciertamente invita —salvo excepciones— a preocuparse por el estado del audiovisual de nuestros días.
Carorpar
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow