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España España · Valencia
Voto de Carorpar:
6
Thriller Ivan usa meditación experimental para provocar experiencias extracorporales que quizá sirvan para curar su misteriosa enfermedad. Sus experimentos toman un camino inesperado cuando Ivan acaba entrometiéndose en el compromiso matrimonial de dos antiguos amigos. (FILMAFFINITY)
28 de agosto de 2020
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Estupenda e injustamente ignorada película independiente, esto último en toda la pureza del término y no en el sentido de mera etiqueta de comercialidad a que la industria ha acabado por reducirlo. De hecho, hay ocasiones en que “Nowhere Mind” se aproxima a los espartanos preceptos del Dogma 95, conocidos como el ilustrativo “Voto de castidad”.
La austeridad de la propuesta, manifestada en una casi total ausencia de efectos especiales, y el peso que en la historia tiene el elemento (melo) dramático llevan a olvidar que nos encontramos ante una cinta de ciencia ficción en torno a la posibilidad —o no— de la proyección extracorporal. Es probable, por eso, que el desenlace coja desprevenido a más de uno, a lo cual también coadyuva una narrativa discontinua hasta casi rayar en la incoherencia. Al respecto no queda sino remitirse a la escena de la araña, kafkiana clave interpretativa con que disipar cualquier duda.
El debutante Ben Nissen, al que conviene seguir la pista, escribe y dirige una película ciertamente sugestiva con ecos de un Christopher Nolan despojado de grandilocuencia —cierto que en base a la cual ha erigido éste una carrera de indiscutible brillantez—. Así, “Nowhere Mind” parece la hermana pequeña, o el primo pobre, de “Memento” (ídem, 2000) e incluso, salvando unas distancias siderales —que ya es decir—, “Origen” (“Inception”, 2010).
Por su parte, los integrantes de su breve reparto, tres intérpretes apenas, entregan sendos trabajos igualmente dignos de mención, de una naturalidad “amateur” muy refrescante. Sumado a ello, unas imágenes secas, con predominio de colores fríos y texturas de vídeo, así como una banda sonora ciertamente sugestiva a cargo de Corey Wills —a quien tampoco hay que perder de vista—, resultan en una película por demás recomendable. Prueba —y no abundan últimamente— de que donde sobra el talento no hacen falta dispendios excesivos.
Carorpar
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