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Voto de nudodobleblogspotcom:
8
16 de marzo de 2012
16 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya merece la pena ver esta película por escuchar el corte de Elephant gun de Beirut con ese anochecer azul mientras Claire Sloma pedalea. Suficiente.
Pero, además, esta película de David Robert Mitchell enseña de una manera minuciosa, exenta de pedantería y con un lenguaje fresco y definitivo que los sueños de una noche pueden ser suficientes para llenar la pantalla con la intención de mostrar cómo es eso de crecer.
Los chicos que pueblan las historias de esta película van tejiendo la madeja de los valores y los actos que les llevarán a lo que en un futuro serán. Esas pequeñas minihistorias, esos microrrelatos tienen la fuerza de narrar desde el sentido común y la belleza cómo todavía existe esperanza porque hubo un momento en que éramos, somos, seremos, honestos, puros, quizás.
No contaminados más que por las ganas de vivir, por los instintos, por una cierta desgana de avanzar, no nos queda más remedio pero se intuye que lo de atrás es mejor. Esa especie de nostalgia inunda la pantalla. De la misma forma que la alegre tristeza de la música de Beirut.
Grandes actores que demuestran que hay cantera y que esto del cine tiene mucho futuro. Sobre todo con gente como David Robert Mitchell quien, ojalá, siga este camino.
Fresca, entretenida e inteligente.
Pero, además, esta película de David Robert Mitchell enseña de una manera minuciosa, exenta de pedantería y con un lenguaje fresco y definitivo que los sueños de una noche pueden ser suficientes para llenar la pantalla con la intención de mostrar cómo es eso de crecer.
Los chicos que pueblan las historias de esta película van tejiendo la madeja de los valores y los actos que les llevarán a lo que en un futuro serán. Esas pequeñas minihistorias, esos microrrelatos tienen la fuerza de narrar desde el sentido común y la belleza cómo todavía existe esperanza porque hubo un momento en que éramos, somos, seremos, honestos, puros, quizás.
No contaminados más que por las ganas de vivir, por los instintos, por una cierta desgana de avanzar, no nos queda más remedio pero se intuye que lo de atrás es mejor. Esa especie de nostalgia inunda la pantalla. De la misma forma que la alegre tristeza de la música de Beirut.
Grandes actores que demuestran que hay cantera y que esto del cine tiene mucho futuro. Sobre todo con gente como David Robert Mitchell quien, ojalá, siga este camino.
Fresca, entretenida e inteligente.