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Terror. Fantástico
La prematura muerte de su madre durante un parto, arranca violentamente a Víctor Frankenstein de su idílica vida en Ginebra. Desde ese día, la idea de vencer a la muerte será su obsesión y, por ello, decide estudiar medicina en Ingolstadt. Allí conoce al siniestro profesor Waldman, de quien se rumorea que pasó su juventud estudiando la posibilidad de crear un ser humano. Víctor no sólo se interesa por sus experimentos, sino que está ... [+]
6 de febrero de 2008
61 de 66 usuarios han encontrado esta crítica útil
1992 marcó el comienzo de la nueva moda por adaptar a la gran pantalla los grandes mitos del terror. En ese año, Francis Ford Coppola estrenó con gran éxito de crítica y público "Drácula de Bram Stoker", y dos años más tarde le tocaría el turno a Frankenstein. En esta ocasión, Coppola se limitó al papel de productor, y cedió la dirección a Kenneth Branagh, quien había alcanzado fama por adaptar a la gran pantalla, y de forma brillante, dos obras de Shakespeare: "Enrique V" y "Mucho ruido y pocas nueces". En esta ocasión, Branagh contaría con un enorme presupuesto para recrear el mundo decimonónico y romántico que Mary Shelley había plasmado en su novela. Y el hecho fue que, a pesar de contar con un gran reparto y todo lujo de medios, la película resultó ser un fracaso de público y crítica. Los críticos, particularmente, se cebaron con Branagh, y le tacharon de pretencioso, teatral, pesado, vacío, etc, etc. Una vez vista varias veces la película he de decir que (como en muchas otras ocasiones), la película no es una obra maestra, pero tampoco es la basura asquerosa e inútil que casi todos predican. Se trata, en mi opinión, de una adaptación más bien "shakesperiana" y teatral combinada con todo tipo de movimientos de cámara (travellings, planos secuencia a mansalva, planos cenitales, etc), que, aun pasándose de rosca un par de veces, resulta eficaz a la hora de mostrar el atormentado y enfermizo espíritu de Victor Frankenstein, así como el espíritu romántico y desaforadamente terrorífico de la novela. Secuencias como el prólogo en el Ártico, la conversación entre Frankenstein y la criatura en la caverna de hielo, o la secuencia entera de la criatura en el bosque son verdaderamente notables, y hacen descansar la vista después de tanto movimiento circular de cámara. Y en el apartado actoral, pleno. Branagh se pasa de teatral e histriónico a veces, pero en general realiza una buena actuación, pero Robert de Niro sencillamente está perfecto dentro de su disfraz de carne cosida, ofreciendo tropecientos registros y mostrando con su mirada todo el desvalimiento y el sufrimiento de la criatura artificial. Aidan Quinn e Ian Holm están magistrales, pero, para mí, la sorpresa la representa un John Cleese sensacional en su papel contenido e hierático del siniestro profesor Waldman, que a veces da más miedo que la propia criatura. Helena Bonham Carter y Tom "Amadeus" Hulce también cumplen (especialmente este último), pero la actual mujer de Tim Burton da la sensación de ir de menos a más durante el filme.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El problema, precisamente, de enfocar el argumento y el tono de la película como un híbrido entre las adaptaciones shakesperianas que Branagh ha hecho en el cine, y el Drácula de Coppola; es que intenta tomar las declamaciones y los parlamentos de los actores en cualquier obra de Shakespeare (además del particular estilo del director para adaptarlas a la gran pantalla); y el novedoso y estético estilo que Coppola creó al adaptar la novela de Bram Stoker. La mezcla a veces no funciona demasiado bien, y aunque, como he dicho antes, refleje el estado de ánimo del protagonista; secuencias como el intento de reanimar al profesor Waldman de la cuchillada mortal que le asesta un De Niro pre-criatura, o la conversación entre Branagh y Hulce en la calle, son rodadas con unos movimientos de cámara ciertamente un poco mareantes, y que de nada sirven (movimientos que sí veo lógicos, por ejemplo, en la secuencia clave del filme: la creación de la criatura). Además, aunque Branagh inserte momentos de humor (mayoritariamente protagonizados por Hulce y Helena Bonham-Carter), la verdad es que algunos (como el del brazo del mono) son un poco tontorrones e infantiloides. Por estos y por otros motivos, la película fue arrasada en un abrir y cerrar de ojos (Branagh se reconciliaría dos años más tarde con la crítica con esa joya llamada "Hamlet"); pero la verdad es que en general resulta una buena adaptación, con buenos actores, una música sencillamente espectacular, estridente, mayestática, grandilocuente y genial del gran Patrick Doyle; un sentido estético abrumador y un desatado tono romántico, terrorífico y teatral.