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España España · Madrid
Voto de Gelen:
5
Terror Freddy Krueger vuelve a la vida después de su aparente muerte en la entrega anterior y comienza a matar a los chicos que viven en Elm Street. Pero, Kristen, capaz de atraer a los demás dentro de sus sueños, le concede este poder especial a su amiga Alice. Sin embargo, ésta se da cuenta de que Freddy está sacando partido a este extraño poder... (FILMAFFINITY)
16 de octubre de 2008
40 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando eres pequeño, piensas que tus padres te prohíben las cosas para satisfacer su vena más sádica y cruel, y hacer de nuestras pobres vidas un calvario. Pocas veces nos damos cuenta que (casi siempre) lo hacen por nuestro bien. Yo lo comprobé el día que vi una película de Freddy Kruger.

Lo recuerdo perfectamente, de vacaciones en casa de mi tía, con mi prima mayor como testigo de la "fechoría". Ponían en la tele Pesadilla en Elm Street 4, ella quería verla, y yo obviamente para no ser menos me hice la valiente y me puse frente a la televisión, sabiendo que a mis padres no les haría ninguna gracia y que tendría que escondérselo para evitarme una regañina.

La película, me gustó, me reía cuando Freddy hacía de las suyas y mi prima se carcajeaba, todo iba viento en popa... hasta que mi prima dijo que ella se iba a dormir fuera.

El mundo se me cayó a los pies, ¿¿Me estaba diciendo que después de ver "eso" tenía que dormir yo sola en la habitación, con mi anciana tia que dormía al otro lado de la casa (y que en caso de urgencia no tendría los reflejos suficientes para enfrentarse a Freddy!!)??

Aquella noche no pegué ojo... cada pequeño ruido, cada árbol moviéndose, cada vez que el reloj del salón daba las campanadas, mi cuerpo se estremecía y temblaba como una hoja en otoño. Me imaginaba unas afiladas y brillantes cuchillas atravesando el umbral de mi habitación y yo, pensando que la sábana era antibalas me escondía debajo, esperando que Freddy no fuese tan observador como para ver aquel bulto que se agitaba tembloroso rezando todo lo que se sabía.

Las ojeras del siguiente día me delataban. Y empecé a plantearme que si mis padres no me dejaban ver ciertas películas era por algo (pues que hubiesen insistido más, hombre!!)

A partir de aquel día Freddy se convirtió en mi sombra y los pasillos oscuros en mi talón de Aquiles. Pánico me daban los jerseys de rayas negras y rojas y en cada espejo veía reflejado una horrible cara quemada y deformada. ¡Un trauma en toda regla!

Pasados los años (bastantes por cierto) se me quitó el miedo gracias a las inestimables técnicas anti-Freddy a las que me sometía mi hermana (ya le tiraba eso de la psicología) y en un alarde de morbosa curiosidad volví a ver la película en cuestión.

Realmente es un tío, cabreado con un estilismo muy particular que se dedica a matar gente con un par de cuchillas... pero como en su día me dio pavor ahí le dejo mi 5.

Querido Freddy, gracias por esas noches de insomnio...
Gelen
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