Cualquier día de colegio por la mañana: Ojos legañosos mientras desayunas un vaso de leche con galletas, poco después arrastras los pies, por culpa del sueño, hasta la ducha, piensas en los deberes que aún te quedan por hacer y las pocas ganas de ir al cole, pero cuando llegas a la habitación para ponerte el dichoso uniforme de tablas grises, cierras la puerta y te pones muy bajita la tele para que nadie en casa te eche la bronca por verla a esas horas.

Siempre acababa viendo Garfield, la serie no era muy buena, pero con 6 y 7 años no tienes mucho criterio, te pones a ver las aventuras del gato gordo y sus amigos de la granja y al menos el terrible momento del ir al cole se pasaba con más agrado.

La voz de Garfield siempre me pareció rara (como una especie de Vito Corleone gatuno) los bichejos de la granja simplones y repetitivos, pero ante la visión de estudiar raíces cuadradas y fracciones incluso un programa de Punset me parecía una juerga.