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España España · Zaragoza
Voto de Juan Solo:
8
Drama Una mujer acepta un empleo en casa de una mujer que mató a su hijo en un accidente. Su propósito es vengarse matando al único hijo de esa mujer. (FILMAFFINITY)
17 de octubre de 2017
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
A pesar de que lo suyo siempre fue más bien el melodrama, el japonés Mikio Naruse se adentra en “Hit and run” por la senda del cine negro y del thriller. No desaprovecha el director para hacer también algo de crítica social, si bien lo que empieza siendo un poderoso drama casi costumbrista deviene en una historia de venganza y crimen, puro cine de género. El punto de partida de la película es el que ya había usado Juan Antonio Bardem diez años antes en la emblemática “Muerte de un ciclista”; una pareja de amantes atropella accidentalmente con su coche a un niño en plena carretera, y en lugar de parar a socorrerle se da a la fuga. El niño finalmente muere. Obviando como es lógico que se encontraba acompañada en el momento del incidente, la mujer acabará confesándoselo todo a su esposo, y éste, un influyente hombre de negocios, logra convencer a uno de sus chóferes de que se confiese autor del atropello a cambio de ciertas prebendas que incluyen sacarle pronto de prisión. Esta variante será a su vez también utilizada muchos años después por el argentino Damián Szifrón para componer uno de sus “Relatos salvajes”.

Lógicamente, “Hit and run” va más allá del simple “whodidit”. Como Bardem, aunque quizá de una forma más sutil y menos doctrinaria, Naruse nos habla también de la lucha de clases, deja intuir que en Japón, como en España, como en todas partes, la justicia no es igual para todos. No es la única desigualdad que podemos observar en el film. Su autor vuelve a mostrar una vez más su especial sensibilidad hacia el universo femenino y su preocupación por el papel de la mujer en la sociedad de su tiempo, toda una constante en su filmografía. Por mucho que los hombres ostenten el poder y sean quienes realmente llevan los pantalones en casa, en el cine de Naruse los personajes descritos con más fuerza y con más peso son siempre ellas.

En definitiva, una película a reivindicar de la mano de un maestro que sin duda merecería un mayor reconocimiento entre nosotros. Quizá entre Kurosawa, Ozu y Mizoguchi se han llevado toda la gloria, y han dejado poco para el resto.
Juan Solo
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