Buena dirección de Jack Lemmon y buen trabajo interpretativo de su amigo Walter Matthau, quien hace el papel de un estadounidense jubilado que vive con su hijo, su nuera y su nieto, pero que como ya pasaba en los pasados años 70 y hoy también pero aún peor, como los ancianos estorban en el hogar (no así los perros ni las perras ni los perrazos con sus pulgas, sus mojones, sus ladridos y su peste perruna), pues el buen hombre ha de buscarse la vida yéndose de la casa de su hijo (ya que por malmeter de su esposa, trata de meterlo en una residencia de ancianos) y se va a vivir a otro Estado de EE.UU. próximo a México, donde casualmente ayudará a una joven embarazada y al fruto de su vientre.

Película tierna, humanista, muy sensible, que hace pensar sobre el rechazo que suscitan los envejecientes o las personas jubiladas, cuando son personas con enormes cualidades, conocimientos, experiencia y dignas de consideración hasta que como a cualquiera les llegue el momento de entregar su cuerpo y largarse de este mundo.