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Voto de Migue Muñoz:
9
Drama "Film Socialisme" es una sinfonía en tres movimientos. "Cosas así": en un crucero por el Mediterráneo viajan personajes muy diversos entre los que tienen lugar numerosas conversaciones: un policía de Moscú, un criminal de guerra, un filósofo francés (Alain Badiou), una cantante norteamericana (Patti Smith), un embajador palestino y un ex doble agente. "Nuestra Europa": una noche, una niña y su hermano pequeño convocan a sus padres ante ... [+]
17 de diciembre de 2010
28 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ese Godard outsider que con ochenta años recién cumplidos emerge de nuevo con Film Socialisme junto a estrenos de cine convencional. Un Godard en pleno vuelo independiente de X (pesadumbre) a Z (incertidumbre) pasando por Y (esperanza), capaz de ensayar críticamente con las posibilidades de la narración audiovisual desde la evocación, el pensamiento, la filmación como emoción derretida o congelada, la edición, la posibilidad de que nuestra mente analice en la misma sala de proyección cualquier sistema de puesta en escena (cine, video digital, cámara de telefonía móvil) y que, ante todo, aporta un fascinante debate e hilera de análisis a raíz de su último trabajo y su magna obra, si uno es capaz de bucear por dentro de esas críticas que aporta todo el periodismo especializado del planeta a propósito de Film Socialisme.

Entre lo difícilmente comprensible, oculto entre los ceros y unos, y lo fascinante, Godard tiene la facultad y la necesidad de robar literalmente miradas, pensamientos, voces, palabras, sonidos,… Film Socialisme muestra que la abstracción de pensamiento se logra así, con la manipulación interior de las propias imágenes, su movimiento y dilatación, así como con el juego brusco, natural y virgen de los sonidos y los textos sincopados.

Hombre viejo, chica joven. La juventud melancólica, los veteranos energéticos aunque apesadumbrados por los pensamientos emocionales de las nuevas generaciones. Diversas texturas: imágenes cuidadísimas en su luz frente a colores saturados y sonidos sin tratar se superponen para lanzar una posibilidad de salvación frente al horizonte de la incertidumbre y el presente autodestructivo como sociedad. El positivo y el negativo de una posible liberación. La socialización de las imágenes de Godard resultan tan apesadumbradas y chirriantes, como poéticas en la languidez que muestran a través del conservadurismo de tantas décadas de destrucción. Godard filma la sacralización de las instituciones y parece abrir una mirada nueva donde la esperanza cambia de tornas más rápido cuanto más joven es el personaje.

Contemplamos el mar que filma y creemos contemplar un documental de James Benning. Del azul eléctrico al azul profundo: los azules de Godard (sobretodo desde Elogio del amor) parecen tan seña de identidad autoral como los rojos de Scorsese. Física cuántica manejada como un Vj / Dj que al fin y al cabo intenta ser tan romántico y cálido como cerebral y frío. Godard te lo mete en la mente y en las entrañas con más fuerza, y a su bola (solitariamente) jugando fuera del juego que marca el resto del mundo. Poseyendo más fuerza latente para socializar imágenes, voces y pensamientos, y pasando desapercibido por los que ahora atentan contra WikiLeaks.
Migue Muñoz
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