Divertida comedia de enredo sin un minuto de sosiego porque las situaciones de franca comicidad se suceden con naturalidad absoluta y siempre parecen enlazadas con la habilidad de quien creen en lo que está haciendo.
Un humor socarrón, a veces ácido, pero casi siempre ocurrente y original, conduce al argumento por los vericuetos de lo inesperado y consigue crear una especie de magia cómica gracias a un brillante juego de equívocos, a unos diálogos espontáneos y a una lúcida interpretación a cargo de N. Manfredi y de C. Spaak.