Comedia romántica -con larga retrospectiva incluida- cuyo factor de éxito se asocia a la complicidad entre J. Lemmon y J. Holliday.
Aunque a veces su sentid del humor es poco sutil, en general mantiene un aire permanente de comicidad distendida, vivaracha y de gran dinamismo que el público agradece.
La interpretación es magnífica y las situaciones poseen ese encanto especial cuando se combina el ingenio con un toque de picardía.
La película está bien estructurada, posee la cadencia justa en su desarrollo y la acción busca siempre un criterio de pulcritud formal sin perder de vista un notable sentido estético de refinada elegancia.