Las pruebas de captación y de reproducción de imagen representaron, a finales del siglo XIX, el punto de partida para el posterior desarrollo del cine tal como hoy lo concebimos.
Su evaluación en nuestros días sólo puede establecerse en base a la consideración real que aquellas pruebas tuvieron. Se trata de ensayos de carácter técnico -realizadas en el laboratorio- mediante las que se pretendía verificar su alcance, su dimensión, sus efectos y demás datos sobre su posible utilización.
La vertiente artística se implementaría posteriormente y, por lo tanto, el reconocimiento a W.K.L. Dickson y W. Heise debe ajustarse al ámbito de su aportación en los aspectos mencionados.
Y eso, aunque parecer lo contrario, no es cuestión menor.