G. Roda presenta su producción sobre el Papa Luna mediante un sencillo formato en el que a un tiempo se valora el episodio del robo como un suceso, la vida del pontífice excomulgado a modo de breve semblanza biográfica, la problemática del Papado en general durante la época de su Pontificado y un sucinto apunte de la situación en la convulsa Europa entre los siglos XIV y XV como contexto histórico, político y social.
El documental se desarrolla como una sucesión de testimonios que tratan de aportar puntos de vistas diferentes según la peculiar perspectiva de una serie de entrevistados de muy distinta índole, consideración y significado.
Austero y sobrio de medios, el reportaje se sigue con atención, presenta una adecuada estructura narrativa y cumple el objetivo que estaba en la mente del director cuando afrontó el reto de la filmación: encender luces acerca de un viaje tan largo.