La película que dirige Mariano Ozores revolotea sobre sí misma como un soberbio enredo de insospechados pespuntes festivos. Escrita con irreprochable lenguaje cinematográfico, a partir de la obra teatral de P.M. Herrero, nos hallamos ante una trama urdida con ingenio, con imaginación desbordante y con un envidiable sentido del ritmo narrativo.
Sencilla, directa, divertida, diáfana y sin ambages, original, refrescante, creativa y lúcida se inscribe en la línea más ambiciosa de la tradición cómica de la historia del cine.

Sólo dos palabras más.
Parece mentira.

Dos palabras y una aclaración.
Parece mentira que un largometraje como éste sea objeto de vilipendio, de calificaciones ínfimas y de comentarios despectivos sólo por el hecho de figurar en sus títulos de crédito el mencionado director y porque en su elenco se mencionen actores como Lina Morgan y Alfredo Landa quienes, por su parte, brindan una actuación magnífica.