Pasatiempo de corte costumbrista resuelto en forma de argumento entrañable, íntimo y personal que se convierte en una película sencilla dirigida A. Paso que también es el autor del texto original y del guión.
Hay que reconocer que pierde enteros al trasladar la prosa al celuloide y, cuando se juzga la obra desde un punto de vista estrictamente cinematográfico, deben reconocerse signos de ingenuidad formal.
Pero en general mantiene un buen nivel discursivo, su tono narrativo resulta adecuado, la actuación de los protagonistas es muy meritoria y un permanente gracejo -a veces muy ocurrente- jalona todo el metraje.