Filmación llevada a cabo en el Teatro de La Latina de Madrid durante la representación de la homónima comedia musical.
Entre las escenas se intercalan números musicales hasta componer una película que se acerca a las tres horas de duración.

La historia es francamente divertida, posee desparpajo, emana frescura y la excepcional interpretación de L. Morgan proporciona al libreto de M. Baz una increíble altura cómica.
Al tratarse de una actuación en directo, hay que valorar de forma especial el juego de las cámaras para acercar al espectador los mejores primeros planos de los protagonistas. Sus gestos, sus poses y sus ademanes llegan a la pantalla como testimonio admirable de su actuación.

Obra ocurrente, guasona y pródiga en situaciones que constantemente provocan la risa.