Divertida comedia que, bajo pretexto de una peripecia casi intrascendente, ofrece una ocurrente sátira en la que combina el orden político, el religioso y el social.
P. Sellers borda su papel en una interpretación magnífica que le sirve para asumir con absoluta naturalidad los distintos registros de un protagonista de rica personalidad.
La película posee gran dinamismo, no pierde interés en ningún momento y su estructura es sólida, coherente y de gran eficacia narrativa.
La utilización adecuada del juego de los contrastes y su estrategia sutil en las situaciones de confrontación proporcionan a la obra hondura y entidad tanto cinematográfica como conceptual.