En la línea del pensamiento crítico habitual de D.W. Griffith, el director norteamericano ofrece en esta ocasión un intenso drama del conflicto entre culturas que no en balde subtitula como “Un relato de la injusticia del hombre blanco contra los indios”.
La filmación está contada con pulcritud, con suficiencia narrativa y con gran dominio de la técnica en general.
Demuestra su capacidad para obtener una ambientación idónea tanto en los decorados de interior como en esos espacios abiertos que muestran panoramas de amplías perspectivas.
M. Pickford, caracterizada como mestiza, realiza un gran papel y proporciona a la historia frescura interpretativa y credibilidad.