El gran problema de esta serie es que funciona a medio gas en un intento de encontrar su esencia de híbrido entre falso documental y formato habitual de serie de televisión. Como falso documental no termina alcanzar el realismo que pretende y, en su intento de corregir esta deficiencia, como serie en formato habitual tampoco termina de encontrar un formato que se ajuste a la trama porque precisamente lo que se supone que estamos viendo es un docu-reality en el que los personajes se comportan con supuesta "espontaneidad", por lo que pierde verosimilitud a raudales en cada diálogo. ¿Habría en este "no sé qué quiero ser de mayor" temor a parecerse a "Lost"?
Si a este problema de esencia le sumamos que los personajes carecen de atractivo alguno con el que la audiencia pueda enganchar y una trama interesante pero plagada de excesos y subrayados en contenido y forma, presentados torpemente y sin ningún aura de misterio pues es lo que tenemos: una serie interesante pero que parece haberse hecho con demasiada prisa.