Nueva muestra de lo malísimo que puede llegar a ser el terror tailandés, utilizando unos medios que para sí quisiera más de un director de renombre.
En este caso la historia es la de una azafata que sobrevivió a una catástrofe en un avión que se recicla y maquea para un nuevo vuelo, lleno de payasos, porque no se puede definir de otra manera el comportamiento de tripulación y pasaje, en el que los fantasmas de los muertos en el accidente vuelven a hacer aparición reclamando venganza. Llena de estereotipos ofensivos, personajes de culebrón, fantasmas de pega y efectos 3D, lo peor de todo, si es que puede haberlo, es que se hace pesada, larga y cansina.
Una pérdida de tiempo.
Lo mejor: Por momentos los efectos especiales no son del todo malos.
Lo peor: Es un disparate ridículo y vacío. Los nombres, New, Gift, Bank... americanizados, suenan absolutamente patéticos.