Entretenida a rabiar y llena de topicazos nos llega esta nueva muestra del terror alemán que hace acopio de referentes mítico-simpáticos, la trama del Odín sólo se toca de refilón y copiando lo último del género en el apartado sádico zumbados muestra lo peligroso que puede ser ir de excursión por los sótanos y búnkers de la ciudad. Bien fotografiada y con un malo de partirse la caja merece la hora y media que dura, se ve en un pispás y se olvida casi a la vez.
Para echar el ratillo, poco más.
Lo mejor: La tensión está bastante bien mantenida. El malo.
Lo peor: La prota, venezolana-americana sosa donde las haya. Podría haber tenido más chicha. La coreana y la francesa debieron portarse mal porque en el montaje final apenas salen.
Para amantes de la nave del misterio de Íker Jiménez y sus exploraciones por lugares abandonados.