Cortometraje poderosísimamente visual pero con una historia bastante cutre. Narra la obsesión de una niña por desenterrar un cadáver y colocarle lo que porta en una maleta. Es pescada por el guarda, con maquillaje cutre pero cutre, cutre y en la conversación que entablan ambos descubrimos el porqué de la historia.
Nada, absolutamente prescindible, si bien desde el punto de vista estético roza lo perfecto.
Mucho envoltorio para muy poca chicha.
Como siempre, Terele Pávez destaca entre el reparto como Elvira, la abuela castradora preocupada más por el qué dirán que por la felicidad de su hijo.
Te hueles la tostada en el minuto 4.
Lo mejor: Su ambientación gótica, la fotografía añeja, el vestuario. Todo el apartado artístico.
Lo peor: La niña y el viejo, repelentes.