Ya no mola sólo hacer un found footage con las pelas de la herencia de tu abuela. Ahora hay que pretender ser original y darle una vuelta de tuerca al género. La que opta dar el director de semejante engendro es ya para que se te caiga la barbilla al suelo.
Copiando peli cutre que busca a viejo experto en Bigfoot, cambiemos Bigfoot por... Frankenstein, que mola y punto.
Hasta el final no hay un solo momento de interés.
Y cuando lo hay, con la cámara en el suelo y el monster protagonista llevándose a su presa, es demasiado tarde.
Paisajes increiblemente buenos para una peli de bajísimo presupuesto y factura de tres al cuarto.