Tinto Brass (Los burdeles de Paprika) dirige y escribe esta entretenida y simplona comedia con los ingredientes necesarios para pasar el rato y sumergirnos en su mundo, el erótico.

En tiempos de guerra, concretamente durante la Segunda Guerra Mundial, Miranda es la regente de un hostal en Italia del que deberá hacerse cargo después de que su marido está en paradero desconocido debido a los efectos de la guerra. En esta tarea le ayudara Carlo (Franco Branciaroli), haciéndose cargo de los diversos huéspedes que se alojan. Para huir de soledad, Miranda, al no poder estar con su marido, mantendrá diversos cortos amoríos con los diferentes forasteros que se le presentan, como un marqués o un americano.

El reparto, está protagonizado por Serena Grandi, que dará vida a Miranda, una chica guapa, provocadora, inteligente y con grandes curvas. Pese a que Grandi es la principal protagonista, me ha gustado más la interpretación de Franco Branciaroli realizando el papel de Carlo, un hombre fiel a su “jefa” y que pese a que la ve inmensamente atractiva nunca logra que ella sienta atracción por él. Su protagonismo en la película es la de mero secundario pero a medida que avanza la misma su importancia irá creciendo.

Riz Ortolani (Brandy, Dulce piel de mujer) será el encargado una vez más de adaptar a las películas de Tinto Brass su música, caracterizada por ritmos marchosos, alegres y divertidos.

Por último, destacar que el pésimo doblaje al español de la película, da la sensación de que en algunos momentos los protagonistas fuercen sus palabras demasiado.