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Voto de Revista Contraste:
4
Comedia El mundo de Wanda se vuelve patas arriba cuando su hija adolescente Nina aparece con un hijab y se declara musulmana. Wanda es una mujer vienesa de 49 años, liberada, fe­mi­nis­ta y atea. Tiene dos hijas, una de ellas adop­ta­da, y un ex­ma­ri­do. Pa­re­ce pre­pa­ra­da para la etapa en que su hija ado­les­cen­te Nina em­pie­ce a faltar a las cla­ses y salga de fiesta… u otras cosas. Pero un día, Nina dice que se ha con­verti­do al Islam ... [+]
16 de septiembre de 2019
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fascinada por la heterogeneidad de la sociedad actual, influida por su propia situación de madre de una adolescente y siguiendo la estela de éxito que produjo la comedia francesa Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho?, la directora austriaca, Eva Spreitzhofer, se ha lanzado a realizar su primer largometraje de ficción.

Consciente de tener entre manos una opera prima, Spreitzhofer demuestra su veteranía en el mundo audiovisual, apostando por la cautela y la sobriedad a la hora de escribir el guion. No pretende ofrecer un producto desternillante ni excesivamente alambicado, como a veces sucede entre los realizadores noveles, y apuesta por una narración sencilla y con pocos sobresaltos, aunque moderadamente eficaz.

De todos modos, la apuesta más segura es la que hace con el diseño de su protagonista y la elección de actriz para interpretarla. Caroline Peters, quien funciona claramente como un avatar de la propia Spreitzhofer, compone un personaje cercano y natural, sabiendo imprimir a su papel la tensión creciente generada por todo lo que le pasa y que cada vez le supera más.

Peters, que sale en prácticamente en todos los planos de la película, es la pieza clave para evitar que ¿Qué hemos hecho para merecer esto? se acabe desmoronando. Porque si en el planteamiento del film y en su andamiaje técnico, la directora mantiene un tono eficaz y moderado, la propia complejidad del punto de partida hace que se tambalee por momentos la narración.

Mezclar la adolescencia, el feminismo, el Islam, las familias desestructuradas con múltiples “ex” e hijos de sus diferentes combinaciones, el racismo, las redes sociales, etc… puede ser una bomba de la que extraer humor suficiente para rellenar todo el metraje, pero también puede explotar antes de tiempo y caer en la incoherencia y la inverosimilitud.

No deja de ser interesante la franqueza con la que se explicita lo variado de nuestra sociedad y las dificultades para conjugar todos sus elementos. Que las complicadas situaciones que generan se tomen con humor, también es positivo; sin embargo, querer darles solución, en una comedia, recurriendo a un (ya citado) inverosímil e incoherente buenismo, resulta pobre tanto en la sala de cine, como en la vida real.

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Revista Contraste
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