Salvatore Ficarra y Valentino Picone, los exitosos cineastas conocidos por sus personajes cómicos, dirigen y protagonizan esta entrega festiva que ubica al párroco Valentino y al ladrón Salva en el tiempo y el lugar en que nació Cristo.

Se trata de una comedia sin sentido, pero que consigue eficientemente su objetivo principal. Con todo, lo único que realmente hace reír son las interacciones entre los dos protagonistas y sus diálogos, así como su forma de representar los roles. El resto de secundarios son bastante pintorescos, aunque no evolucionan a lo largo del film, a diferencia de los dos principales. Sus conversaciones tampoco aportan mucho contenido a la producción y no son tan divertidos si no hablan con Salva o Valentino. Es por eso que parece que algunas escenas ralentizan la cinta y la alargan más de lo esperado. Sin embargo, no llega a hacerse pesada.

Paralelamente, el modo en que solucionan los conflictos en los que se ven envueltos también tiene cierta gracia, porque siempre les crea nuevos problemas que deberán solventar con su ingenio. Aunque la trama se enreda de manera surrealista, es bastante amena y ocurrente.

Se trata de otro film navideño, que se diferencia de lo que esperamos por su estilo de humor. En este orden de cosas, el argumento no se centra en una historia de amor que se desarrolla durante las fiestas y culmina después de fin de año, por lo que La primera Navidad es original, además de entretenida.

Está principalmente enfocada a un público infantil no tan solo por su humor, sino también por la moraleja que presenta. Quiere demostrar la importancia de las relaciones humanas por encima de los bienes materiales, y la importancia de aceptar la ayuda de los demás. Por otro lado, y más centrado en la religión, sugiere que no son las plegarias las que resolverán nuestros conflictos por arte de magia, sino que hay que actuar por uno mismo.

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