"Whisky Romeo Zulú" es un filme absolutamente excepcional en el panorama del cine en general. Las singularidades arrancan ya desde el título: "Whisky-Romeo-Zulú", no es una mezcla surrealista de palabras al azar, sino la matrícula del avión siniestrado de Lapa, en la tragedia aérea que conmocionó a la Argentina en 1999.
Lo extraordinario de esta historia, basada en hechos reales, es que todo se cuenta
"desde adentro" y que se cuenta bien, sin golpes bajos ni desprolijidades. Eso es posible por el perfil polifacético del ex piloto de Lapa, Enrique Piñeyro, quien además es director, guionista y actor de su propio filme. En él se interpreta a sí mismo en la reconstrucción de los sucesos previos que desembocaron en el negligente accidente que provocó 67 víctimas fatales.

Lo novedoso es que para su denuncia (la trama de complicidades entre empresarios y funcionarios para soslayar los controles de seguridad, con el fin de obtener mayores beneficios económicos) se utiliza una trama ficcionada, con historia de amor incluida, protagonizada por Mercedes Morán y el carismático fac-totum Enrique Piñeyro.

Eficiente y riguroso en su manera de narrar, la película responde a las reglas del cine clásico, donde hay dos ejes temáticos entrecruzados en torno del protagonista: su lucha para ser oído en medio de las presiones y el ingrediente melodramático de una historia sentimental que arranca en la infancia y se retoma en el presente.
También es elogiable el elaborado trabajo de montaje, con un collage de distintos
tiempos narrativos que finalmente convergen.

"Whisky Romeo Zulú" es un filme testimonial y vigente, una metáfora sobre las
consecuencias de la intolerable cultura de la imprevisión.