Este atípico documental es un acercamiento deliberadamente light y entretenido, a los ex presidentes que se han sucedido en la democracia argentina, a partir del año 1983 hasta 2003. Los jóvenes directores no aspiran a realizar entrevistas políticas serias sino que más bien tienden a registrar todo tipo de equívocos en el contexto de los entrevistados, para hacer de su material un producto digerible con mucha ironía.
La atención no está puesta en aquello que los ex presidentes responden ante las preguntas formales, sino en lo que habitualmente suele descartarse en las entrevistas convencionales, como las secciones previas de maquillaje, por ejemplo, o los gestos de coquetería que se revelan deliberadamente conscientes, para vender una imagen.

Al revés de los códigos convencionales, los "tiempos muertos" son permanentemente puestos de relevancia y también los sonidos, como el de la (in) oportuna mosca que zumba cerca de Menem, zumbido ampliado por sobre las palabras del entrevistado, como para que no queden dudas de que ese nimio detalle vale más que un discurso predecible y engañoso.

Sin prejuicios se incluyen algunas tomas fuera de foco y otras a velocidad supersónica y ritmo tembloroso, con estética de videoclip. Parrafo aparte para el uso paródico de la banda sonora que incluye temas propios de las películas de aventuras.
Aparte de preguntar a boca de jarro por los errores cometidos en su gestión a ex mandatarios acostumbrados a las adulaciones, el documental de Gastón Duprat y Mariano Cohn tiene el mérito de dejar hablar libremente y sin mayores precisiones a sus personajes, entendiendo que "el pez por la boca muere".
Formados en el lenguaje televisivo, los ahora directores de cine Duprat-Cohn trasladan a la pantalla grande una refrescante espontaneidad que roza el absurdo, con la marca de un escepticismo que sería mucho más cruel si no fuese divertido.