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Voto de rouse cairos:
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Drama. Thriller
La espectacular fuga de siete presos de la cárcel de Villa Devoto en el año 1991. Los reclusos cavaron un túnel desde el hospital de la cárcel y, cuando faltaba poco para huir, realizaron un macabro hallazgo. Uno de ellos hace la promesa de contar lo que encontró en las entrañas de la cárcel si consigue escapar. Y lo consigue. Llama a un periodista para testimoniar su aventura y de esa forma pagar la deuda que contrajo en “El Túnel de los Huesos”. (FILMAFFINITY) [+]
22 de agosto de 2011
20 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Basada en un hecho real, de mucha repercusión en las noticias policiales de su momento, esta película del director santafesino Nacho Garassino brinda momentos donde se respira buen cine de género: una mezcla interesante y poco habitual en la filmografía autóctona, que nos sumerge en el mundo marginal de un puñado de presos que en 1991 buscaron su libertad cavando un túnel desde las entrañas del penal de Villa Devoto.
El relato de la fuga va y viene en dos tiempos: el del presente, donde el líder Vulcano (Raúl Taibo) se reúne clandestinamente con un periodista (Jorge Sesan), para narrar el relato completo de la evasión junto a otros seis reclusos. Porque hay un dato fundamental omitido en la cobertura de la noticia fechada en diciembre de 1991: el macabro hallazgo de presos comunes amotinados en años de dictadura, que fueron encontrados inesperadamente al remover los cimientos de una cárcel paradójicamente saturada de gente pero con lugares evitados, vacíos, ignorados por su leyenda trágica.
Así la historia se desarrolla en dos tiempos conectados por un narrador que nos introduce en los pormenores de la evasión, que parece ser lo principal del argumento, pero hay otra historia que develar, la de quienes fueron reducidos al olvido, porque el relato de suspenso trae fantasmas del infausto pasado del país.
Están presentes en el film casi todas las convenciones del género carcelario: limadura de barrotes, ocultamiento de los progresos que acortan la distancia con el afuera, la tensión permanente de ser descubiertos, mientras la acción fluye entre la vigilia de patrullas nocturnas, cigarrillos, pastillas, facas, temores, valentías, traiciones y personajes que buscan su redención.
El director transunta una simpatía que lo acerca a los desarraigados, a los filósofos de café, a solitarios marginales, logrando pintar una serie goyesca de personajes, con sus códigos y peculiaridades. Los personajes de esta pelicula, como los del escritor argentino Roberto Arlt, un profundo retratista de los inframundos urbanos, no son héroes de ninguna revolución, pero la actitud de cumplir con una promesa, con un pacto sellado con esos muertos anónimos los redime.
En la cárcel como medio hostil, donde las acciones para sobrevivir privilegian la ley del más fuerte, los protagonistas logran, aún con recelos y delaciones que no se perdonan, un proyecto colectivo en una época signada por el individualismo más feroz. Y también como en Arlt, se puede intuir en esos marginales una aspiración a la inocencia, una búsqueda de algo trascendente, como en el libro que siempre está cerca del líder Vulcano o el camino religioso o esotérico al que se aferran otros miembros del grupo.
El relato de la fuga va y viene en dos tiempos: el del presente, donde el líder Vulcano (Raúl Taibo) se reúne clandestinamente con un periodista (Jorge Sesan), para narrar el relato completo de la evasión junto a otros seis reclusos. Porque hay un dato fundamental omitido en la cobertura de la noticia fechada en diciembre de 1991: el macabro hallazgo de presos comunes amotinados en años de dictadura, que fueron encontrados inesperadamente al remover los cimientos de una cárcel paradójicamente saturada de gente pero con lugares evitados, vacíos, ignorados por su leyenda trágica.
Así la historia se desarrolla en dos tiempos conectados por un narrador que nos introduce en los pormenores de la evasión, que parece ser lo principal del argumento, pero hay otra historia que develar, la de quienes fueron reducidos al olvido, porque el relato de suspenso trae fantasmas del infausto pasado del país.
Están presentes en el film casi todas las convenciones del género carcelario: limadura de barrotes, ocultamiento de los progresos que acortan la distancia con el afuera, la tensión permanente de ser descubiertos, mientras la acción fluye entre la vigilia de patrullas nocturnas, cigarrillos, pastillas, facas, temores, valentías, traiciones y personajes que buscan su redención.
El director transunta una simpatía que lo acerca a los desarraigados, a los filósofos de café, a solitarios marginales, logrando pintar una serie goyesca de personajes, con sus códigos y peculiaridades. Los personajes de esta pelicula, como los del escritor argentino Roberto Arlt, un profundo retratista de los inframundos urbanos, no son héroes de ninguna revolución, pero la actitud de cumplir con una promesa, con un pacto sellado con esos muertos anónimos los redime.
En la cárcel como medio hostil, donde las acciones para sobrevivir privilegian la ley del más fuerte, los protagonistas logran, aún con recelos y delaciones que no se perdonan, un proyecto colectivo en una época signada por el individualismo más feroz. Y también como en Arlt, se puede intuir en esos marginales una aspiración a la inocencia, una búsqueda de algo trascendente, como en el libro que siempre está cerca del líder Vulcano o el camino religioso o esotérico al que se aferran otros miembros del grupo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Algunas breves oscilaciones en el nivel de actuación o discontinuidades de vestuario o lo inexplicable de que después de una requisa feroz todo luzca demasiado ordenado, no importan en el
resultado final de esta película que nos atrapa, entretiene y conmueve. Junto a la banda sonora que con un sonido monocorde contiene la opresión, al peligro y al mundo interior de los protagonistas, sobran momentos de buen y genuino cine, en la lograda iluminación, en los encuadres y movimientos de cámara, como para que esta opera prima de Ignacio Garassino pueda agregarse a la lista de logradas películas universales y nacionales que giran en torno de fugas carcelarias (“La fuga” de Eduardo Mignona; “Crónica de una fuga” de Adrián Caetano, “Trelew” de Mariana Arruti) aunque en “El túnel de los huesos” el tour de force reside en que no sea tanto un grupo de presos que, aprovechándose de las fallas del sistema carcelario intenta escapar, sino un conjunto de individuos que, ante un descubrimiento que los sobrepasa, se cargan al hombro la voluntad de una denuncia colectiva para hacer justicia con las víctimas del pasado, en un mundo tan injusto adentro como afuera.
resultado final de esta película que nos atrapa, entretiene y conmueve. Junto a la banda sonora que con un sonido monocorde contiene la opresión, al peligro y al mundo interior de los protagonistas, sobran momentos de buen y genuino cine, en la lograda iluminación, en los encuadres y movimientos de cámara, como para que esta opera prima de Ignacio Garassino pueda agregarse a la lista de logradas películas universales y nacionales que giran en torno de fugas carcelarias (“La fuga” de Eduardo Mignona; “Crónica de una fuga” de Adrián Caetano, “Trelew” de Mariana Arruti) aunque en “El túnel de los huesos” el tour de force reside en que no sea tanto un grupo de presos que, aprovechándose de las fallas del sistema carcelario intenta escapar, sino un conjunto de individuos que, ante un descubrimiento que los sobrepasa, se cargan al hombro la voluntad de una denuncia colectiva para hacer justicia con las víctimas del pasado, en un mundo tan injusto adentro como afuera.