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Voto de Demetrio Rudin:
10
Cine negro. Intriga Joe Morse trabaja como abogado para Ben Tucker, un hombre que se ha enriquecido gracias al clandestino e ilegal negocio de las apuestas. Pero para asegurarse el monopolio de esta actividad necesitan dar un golpe que implique la desaparición de todos los pequeñas casas de apuestas. Casualmente, una de ellas la dirige el hermano de Morse. (FILMAFFINITY)
10 de abril de 2006
24 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Joe Morse trabaja como abogado para Ben Tucker, un hombre que se ha enriquecido a costa de un negocio ilegal de apuestas. Para asegurar y ampliar sus maniobras necesitan dar un golpe millonario que implica la desaparición de todos los pequeños bancos de apuestas clandestinos. Uno de ellos esta dirigido por el propio hermano de Joe Morse.

La fuerza del destino es una maravillosa, pero poco conocida película negra rodada en la edad de oro del film noir norteamericano. La historia de la fuerza del destino nos sumerge en el mundo de corrupción de la Nueva York de los años 40; un mundo cínico y dual, con un turbio trasfondo en el que todo esta controlado por un irremediable sistema de clases que afecta no solo a las grandes empresas, si no también a los pequeños negocios que se ven sumidos en un constante chantaje mafioso. Esta historia tan característica del género negro, se desarrolla en apenas una hora y cuarto de metraje; de tal forma que la trama como es de imaginar, tendrá un ritmo tan endiablado que será capaz de aunar una complicada sucesión de hechos en una corta duración, contando, eso si, con una frescura sorprendente.

Visualmente la fuerza del destino resulta impactante; los magníficos planos exteriores de Nueva York, cuentan con una belleza y una amplitud de campo enorme, sirvan como ejemplo las últimas secuencias de Joe Morse recorriendo las calles de la gran ciudad, terminando con un largo plano en el que la pareja de protagonistas se alejan con el fastuoso puente de Manhattan al fondo, una maravilla. Pero eso no es todo, el poco reconocido Abraham Polonsky, logra también una excelente dirección en los interiores, haciendo uso de unos encuadres ligeramente desorientados y unos movimientos de cámara que recuerdan al expresionismo del gran Welles. La fotografía parcela de George Barnes, es otro apartado a tener muy en cuenta. El elenco de actores realiza un fastuoso trabajo, en especial John Garfield, el cual interpreta en esta ocasión a Morse un hombre que se empieza a dar cuenta de que su vida se desmorona a medida que va entrando en un ambiente manejado por la mafia, y Beatrice Pearson, una joven poco vividora que se enamora de Morse, al que intentará apartar del camino hacia la autodestrucción que él ha emprendido. El resto de secundarios cumple también una aceptable labor. La música, combinada de la mano de Rudolph Polk, logra esbozar unas sugestivas composiciones orquestales, donde el uso de violines persigue un tono de sordidez y poderío sentimental.

Exquisito film negro, al que considero tras haber visto y valorado numerosas obras negras, entre ellas títulos como Cayo largo, el halcón Maltés, el sueño eterno… la mejor película dentro de su género jamás rodada.

"Un hombre puede pasar el resto de su vida recordando lo que no debería haber dicho"
Demetrio Rudin
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