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San Marino San Marino · Ladera del Monte Titano
Voto de Fej Delvahe:
8
Comedia Hace 11 años que Fernando Tobajas, un hombre de cierta edad, decidió vivir en el cuarto de baño, en el que creó un pequeño apartamento, y no salir nunca de él. Tobajas ha renunciado a todo, excepto a la vanidad, y sus contactos con el mundo se reducen a las visitas de los amigos y a los mensajes que envía por el retrete dentro de tubos de aspirinas con la esperanza de que alguien los reciba y sepa de su existencia. Arabel Lee, una chica ... [+]
30 de agosto de 2007
49 de 54 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película es en verdad una obra de teatro filmada, toda ella se representa en un cuarto de baño, donde un hombre se ha recluido de por vida. Y es una obra de teatro con mucha enjundia filosófica, se nota el ingenio del guionista Rafael Azcona en toda ella. De principio a fin hay que estar atentos al constante discernimiento sobre la tentación o las fuerzas poderosas (ya vitales ya de intereses de todo tipo) que tientan al ser humano que se ha marcado un objetivo de ir contracorriente.

Cuenta G. Flaubert en su novela "La Tentación de San Antonio" que siendo éste un anacoreta en el desierto de Egipto, se le apareció en visión cautivadora la bella Reina de Saba, quien le dijo al santo: "Si posas un dedo sobre mi espalda, sentirás un reguero de fuego en tus venas. La posesión de la más pequeña parte de mi cuerpo te hará más feliz que la conquista de un Imperio. Mis besos tienen el gusto de un fruto que se funde en el corazón. Embriagado por el aroma de mis senos, arrobado en la contemplación de mis miembros, abrasado en mis pupilas, te sentirás arrastrado por un torbellino". San Antonio logró con una simple señal de la cruz, quizá por ser una visión, no una mujer de carne viva y sabrosa, que la tentadora Reina se fuera huyendo. Pero el anacoreta de este film, o cualquier otro hombre, ¿resistiría a la imantadora Reina de Saba si se presentara en el lugarcito donde uno se ha apartado del mundo, y nos camelara con sus encantos poderosos y la intención de hacernos salir de nuestra opción de ser distinto para conducirnos a ser como la mayoría: o sea uno más de los que nos volvemos locos ante la visión de dos tetas firmes y nos vamos de cabeza al matadero del "matrimonio" y luego a esclavizarnos como borregos para sostener el tinglado económico-sexual donde hemos caído? Aquí está el meollo de esta obra de J.Estelrich y R.Azcona.

La película está magistral y filosóficamente compendiada entre dos máximas: la 1ª de Anatole France: "En aquellos tiempos [siglos III-IV d.C.], todos los desiertos estaban llenos de anacoretas", y la 2ª del propio personaje, el anacoreta laico de este filme, Fernando Tobajas: "Vendrán tiempos en que todos los retretes estarán llenos de anacoretas". Como puede apreciarse son máximas con un mismo quid de la cuestión que ha cambiado de sentido y hay que captar su profundidad reflexiva.

Mención especial para la actriz que hace de Arabel, la bella tentadora e irrepetible Martine Ando, quien muestra su precioso cuerpo desnudo. ¿Logrará esta "carne espléndida" sacar al bueno de Fernando F. Gómez de su pachorra espiritual? Esto sólo se sabe viendo entera esta lúcida y agudísima obra de teatro-película, que ha sido muy desconsiderada por los críticos; si la hubiese firmado Mornau, Tarkovsky o Almodóvar, sin cambiar un ápice del guión y con el mismo escenario y simplicidad, llevarían algunos especialistas cinematográficos, unos treinta años, lanzándole alabanzas hasta la saciedad de todas las saciedades.

Fej Delvahe
Fej Delvahe
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