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Voto de Fej Delvahe:
6
7,1
574
Drama
Stig y Martha Eriksson forman una joven pareja de violinistas que tocan en la misma orquesta. Mientras Stig ensaya la novena Sinfonía de Beethoven, el joven violonista se entera de la muerte accidental de su mujer. Una vez en casa, Stig recuerda su encuentro con Martha, así como momentos privilegiados de su felicidad pasada. (FILMAFFINITY)
16 de diciembre de 2010
26 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película de las especiales, digna de ser vista con calma reflexiva, acerca de un hombre y una mujer, ambos violinistas profesionales que tocan en una orquesta sinfónica; sobre el matrimonio clásico de lo femenino con lo masculino y los frutos que engendran; sobre los besos y los “no me toques”, las comprensiones e incomprensiones; sobre el amor con sus altos y bajos naturales; sobre "la felicidad o alegría" (que no suele ser la de las risotadas u otras igualmente convencionales y superficiales que se cree la gente).
El filme recrea maravillosamente lo que es un matrimonio, un hombre y una mujer unidos por una autoridad civil o religiosa con el fin de complementarse existencialmente, formar una familia en el sentido básico y fundamental de la palabra, cuidar uno del otro y de los hijos que llegan. Pero lo que hace de este matrimonio una pareja verdaderamente llamativa y adorable es lo que se necesitan Stig y Marta, lo que se atraen, lo que se extrañan, lo que se quieren uno al otro a pesar de las traiciones y cobardías de uno de los dos; y también el existencialismo vital que exhalan tanto ella como él, característica que desde un principio es la que más les une (yo diría que les matrimonia más que la música), les compenetra, les empatiza.
Las siguientes frases de diálogo entre este hombre y esta mujer, a lo largo del desarrollo en blanco y negro de la película, son ejemplos de la triste-alegría o alegría-triste que ambos tienen como idiosincrasia individual y que una vez casados les amalgama como seres hechos el uno para el otro:
"Uno crea cuando se siente desdichado" (dice Stig).
"Me gustaría enterrarme profundamente para que nada me afectase" (dice Marta).
"Pero tú eres feliz" (le dice Stig a ella). "Digamos que al menos lo aparento" (le contesta Marta a él).
"Hay tanta miseria, laxitud e indiferencia en el cuerpo y mente".
O sea, la película trata sobre la "felicidad o la alegría", la real y humana, que por muy lograda que sea en las personas suele estar horadada por "infelicidades o tristezas" casi constantes. Es decir, que la "felicidad o alegría" son momentos puntuales en una habitual "infelicidad o tristeza", que es lo más habitual, lo que más abunda en la vida de cualquiera, incluso del más "feliz, alegre o dichoso".
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El filme recrea maravillosamente lo que es un matrimonio, un hombre y una mujer unidos por una autoridad civil o religiosa con el fin de complementarse existencialmente, formar una familia en el sentido básico y fundamental de la palabra, cuidar uno del otro y de los hijos que llegan. Pero lo que hace de este matrimonio una pareja verdaderamente llamativa y adorable es lo que se necesitan Stig y Marta, lo que se atraen, lo que se extrañan, lo que se quieren uno al otro a pesar de las traiciones y cobardías de uno de los dos; y también el existencialismo vital que exhalan tanto ella como él, característica que desde un principio es la que más les une (yo diría que les matrimonia más que la música), les compenetra, les empatiza.
Las siguientes frases de diálogo entre este hombre y esta mujer, a lo largo del desarrollo en blanco y negro de la película, son ejemplos de la triste-alegría o alegría-triste que ambos tienen como idiosincrasia individual y que una vez casados les amalgama como seres hechos el uno para el otro:
"Uno crea cuando se siente desdichado" (dice Stig).
"Me gustaría enterrarme profundamente para que nada me afectase" (dice Marta).
"Pero tú eres feliz" (le dice Stig a ella). "Digamos que al menos lo aparento" (le contesta Marta a él).
"Hay tanta miseria, laxitud e indiferencia en el cuerpo y mente".
O sea, la película trata sobre la "felicidad o la alegría", la real y humana, que por muy lograda que sea en las personas suele estar horadada por "infelicidades o tristezas" casi constantes. Es decir, que la "felicidad o alegría" son momentos puntuales en una habitual "infelicidad o tristeza", que es lo más habitual, lo que más abunda en la vida de cualquiera, incluso del más "feliz, alegre o dichoso".
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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Por esto, lo que el director Ingmar Bergman nos quiere dejar claro en esta obra es que "la alegría o la felicidad" no es un estado explosivo de júbilo ni de risas ni de bailes, tampoco de manifestaciones festivas, ruidosas o escandalosas; sino algo muy difícil de explicar que tiene que ver con cierta entereza existencial, la suficiente como para no caer en la profunda desesperación, el vacío o el sinsentido; vivir, en medio de la melancolía o pesadumbre que todos sentimos durante el tiempo que nos toca, con honestidad trascendente, con un equilibrado grado de afecto aunque la vida parezca un miserable absurdo. Todo esto, que sin duda sintió en sí mismo también el propio Bergman, queda expuesto en la apoteosis final con estas palabras del director de la orquesta dedicadas a los miembros de la misma, cuando se disponen a interpretar la Novena sinfonía de Beethoven:
"Los chelos y los bajos deberían sonar como truenos. Es una cuestión de alegría. No una alegría que se expresa con risas o una alegría que nos haga ser felices. Me refiero a una alegría que es tan grande, tan particular, que va más allá del dolor y la desesperación. Es una alegría más allá de toda comprensión. Es... bueno..., no sé explicarlo mejor."
Fej Delvahe
"Los chelos y los bajos deberían sonar como truenos. Es una cuestión de alegría. No una alegría que se expresa con risas o una alegría que nos haga ser felices. Me refiero a una alegría que es tan grande, tan particular, que va más allá del dolor y la desesperación. Es una alegría más allá de toda comprensión. Es... bueno..., no sé explicarlo mejor."
Fej Delvahe