Película buena, muy sentimental, de las que nos tiran un pellizco en el alma. Humberto Solás logra en esta filmación un realismo tan verdadero que parece como si los actores no estuvieran interpretando sino que fuesen personas reales de los barrios tomados en su vidas y acciones de improviso.

La película en sí nos entristece en gran parte, pues toca de lleno a varios personajes que son ancianos y están en las últimas como el mismísimo régimen social cubano. Así podemos comprender al viejo solitario, aun con suficiente vitalidad como para enamorarse y enamorar a las mujeres pero que ha de sufrir el desplante tremendo que provoca su organismo ya vetusto. O al otro hombre de edad veterana, rodeado de sus hijos y descendientes que comenta y nos toca lo profundo de las entrañas: "Cuando se llega a viejo lo único que lo hace feliz a uno son los nietos".

Así mismo, hay secuencias en que se expone la realidad de la homosexualidad, la cual poco a poco se va abriendo y "saliendo del armario" en la sociedad cubana; por ej. cuando un padre echa de su casa al hijo por homosexual, clamando a voces que habría soportado que le saliese contrarrevolucionario, pero ¡maricón! es demasiado para su inveterada concepción mental de las cosas; o en la misma temática cuando una mujer engañada le reprocha al marido sus infidelidades llamándolo "machista" y éste le contesta que "peor es ser un maricón como su hermano", a lo que ella le replica bravamente que lo malo de verdad es lo que es él: "un maricón de alma".

Son pequeños detalles que destaco en una película que contiene mucha vida, sentimiento, corazón y pesadumbre, narrándonos historias de personas de Cuba que sufren con la separación de sus seres queridos y que añoran constantemente el regreso, el contacto, el amor que se tienen. Todo esto está estupenda y entrañablemente filmado por Humberto Solás, director ante quien hay que descubrirse y resaltar su gran trabajo concentrado en distintas emociones humanas, que todos reconocemos seamos de donde seamos, sobremanera las que tienen que ver con la familia y lo familiar, porque como dice una oración religiosa católica: «Bienaventurada la familia / en la que vivir es alegría, / alejarse es nostalgia, / volver es fiesta.»

Fej Delvahe