No conozco el cómic de Mignola, pero desde que vi por primera vez Hellboy algo se quedó conmigo. Incluso al apagar el dvd.
Quizás fuese la actitud de Rojo frente al mundo, incomprendido, sarcástico pero cercano a su manera. O quizás esa mezcla de acción, aventura y humanismo. O lo más seguro, que sean ambas cosas más una tercera, esa mano personal de Guillermo Del Toro, que suele dotar a sus producciones de un aura mágica a la vez que pone los pies en la tierra.
Es bastante entretenida, con buenos efectos la mayoría no digitales (soy de los que prefieren lo artesanal a lo digital en la mayoría de casos, un tio disfrazado o un robot recubierto de silicona me resulta más cercano) y actuaciones correctas, destacando Ron Perlman consigue un personaje simpaticón. El personaje de Kroenen también está bastante conseguido, logra ser inquietante como mínimo.
Pero sobretodo lo que más me gusta y engancha de Hellboy es ese humanismo que nos transmite Rojo vigilando a Liz por los tejados ("Le ha hecho una foto!!") y es que tengo serias dudas de si la famosa frase de que la cara es el espejo del alma puede tomarse por cierta.

¿Qué es lo que hace hombre al hombre? Nos preguntan al principio de la película y nos desvelan al final. Y para mí la magia de la película reside ahí, en cómo un demonio puede ser más humano que los propios humanos.

El personaje de John Myers en la película dice que queremos a las personas por sus cualidades pero que las amamos por sus defectos, y eso me pasa a mí con esta y muchas películas, que pese a sus virtudes, soy también cosciente de sus defectos y me encanta a pesar de ellos.
O quizás me gusta por ser imperfecta.
Como yo.