Desde que conocí que Netflix estrenaba Suburra estuve esperando impaciente para poder verla. Primero por la temática que toca y segundo por donde estaba rodada.

En cuanto a la temática, es cierto que es más de lo mismo. Delincuentes, drogas, mafiosos e Italia. Pero las cosas como son, esa fórmula funciona y lo hace de maravilla. El guión está trabajado, hilando una historia desde el principio que va tejiéndose poco a poco con el paso de los capítulos a través de un grupo de personajes que se entrelazan entre sí y le dan sentido a todo. Aquí están mezclados la iglesia, el ayuntamiento y las bandas locales por un tema turbio y de actualidad, como es la recalificación de terrenos. Blanco y en botella.

El tema de donde está rodada, sobre todo, le da un halo visual espectacular. La fotografía de la ciudad eterna de Roma es simplemente un espectáculo. Le da a la obra una espectacularidad y sobriedad asombrosa, pocos sitios ofrecen tanto visualmente como Roma, un museo al aire libre que se alinea con la cámara en esta serie de forma sublime.

Finalmente quedas con ganas de mas, esperemos que la segunda temporada no tarde en anunciarse, porque la historia da para mucho si se quiere y el escenario es único. Bonita mezcla, buena serie

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