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España España · Alicante
Voto de Crimea:
1
4,3
50
Documental El documental narra la historia de cuatro personas de Novelda que han luchado por conseguir sus sueños, a pesar de las múltiples dificultades con las que se han encontrado por el camino. Alejandro, un niño ciego que toca el piano; Irene, una joven con espina bífida que quiere independizarse y tener su propia casa; Simón, un deportista que quiere viajar a Tailandia para perfeccionar el arte marcial que practica profesionalmente, el Muay ... [+]
12 de abril de 2016
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vergonzosa esta intrusión en el medio audiovisual, que se escuda en la caridad, la solidaridad y las obras de beneficencia. Es absurdo que un productor serio apostara por algo así, pues el llamado documental -que no deja de ser un producto publicitario encubierto- carece de contenido. Lo único que se le ha dado a "Sueños de sal", ha sido bombo -y más plata que platillo- procedente de las arcas de una empresa que nada tiene que ver con el cine, así como de las arcas de los amigos empresarios del que ha organizado este desaguisado. Algo que en nada ayuda a la industria del cine español, más bien le perjudica. Con la humildad y seriedad que les ha faltado a sus promotores, se podría haber defendido como algo honesto por y para el pueblo alicantino de Novelda; y pare usted de contar, no vaya a volar tan alto ni nos venda una plaza en su fraudulento vuelo suicida, que más dura será la caída.

Si pretende ser calificada como película seria y profesional, fracasa. El documental va a la deriva desde el principio, hace agua por todos lados y condensa aburrimiento por doquier. Posee tan solo un 2% de mérito: un 1% es la canción de Bob Seger en los créditos finales, que escuchada de forma independiente y cerrando los ojos para no ver la patética conclusión de este ridículo corral de despropósitos, está francamente bien. Empiecen la película por el final, se ahorrarán la tortura de lo que precede. O directamente, busquen la canción "Like a rock" de Bob Seger & the Silver Bullet Band en la red y escúchenla. Mejor, no hagan nada, tampoco es de lo más brillante del músico, suena un tanto a "country rancio", pero al lado de la película nos da la impresión de que al final del trayecto, hemos descubierto El Dorado.
El otro 1% es el encuentro del niño ciego con Casillas; esto último, que no llega a un minuto de duración y que apenas se percibe por la mala calidad de las imágenes, está bastante mejor que las que a través de drones, grúas y todas las K del mundo, presumen haber filmado sus autores. Pero el mérito de la escena de este ínfimo porcentaje de valor, corresponde a los padres del chico invidente, que fueron los que la grabaron con un móvil en posición vertical, mucho antes de que existiera la idea de hacer un documental en la cabeza del productor de esta cruzada contra la inteligencia. Es evidente que de haber sido idea suya, habría hecho posar al ex cancerbero de la selección española con una camiseta que promocionara las especias de su empresa, en lugar de la sudadera del Real Madrid.

Por tanto, no hay mérito alguno que se pueda asignar a un señor que juega al mundo de la farándula, para sacar pecho en el gimnasio y presumir en el pueblo con sus bíceps remangados; ni a un realizador-guionista-director de fotografía que ha vendido por hacer una película y acceder a un galardón, su alma, sus participaciones, su vano esfuerzo y su consideración legal de autor al mismísimo diablo.
Mal debía estar la Academia del Cine Español por haberla seleccionado como finalista en los premios Goya 2016 como mejor documental, pero el hecho de ganar el premio final superando a tres candidatas infinitamente mejores y realizadas de forma seria, hace que la institución ya no pueda ir a peor en el futuro. Al menos eso nos consuela, si cambia, solo puede ser a mejor. Para empezar, deberían prohibirse los regalos y dádivas a sus miembros, tal y como se hizo a través de la productora de este film en las navidades previas a los Goya 2016 (paella y un pack de especias de la empresa de la alimentación que hay detrás de ella). Pero hay más: el memorando incesante de que los beneficios iban a parar a Cruz Roja y Cáritas, el lema feudal de que ningún técnico había cobrado nada por su trabajo, la compra de páginas de publicidad en el periódico Información de Alicante durante semanas; la compra también de espacios en revistas como Fotogramas, Caimán Cuadernos de Cine; las apariciones en TVE, Telecinco, La Sexta, etc. Medios todos ellos donde es elevada a los altares por su "sensibilidad"; estrenos con alfombra roja, autobuses fletados desde Novelda a Alicante para su estreno, presentaciones en los pueblos de la provincia, camisetas y redes sociales empalagosas (…)

Y así, el poso que deja "Sueños sal" es el de ser una pésima película endulzada por un artificio publicitario que comercia con el altruismo de dos grandes y bienaventuradas organizaciones no gubernamentales. Esas a las que siempre, sin necesidad de recurrir a una sinopsis, se nombrará como marketing de este envoltorio solidario sin caramelo en el interior. Sólo les faltó ir al Hormiguero, a Gran Hermano o a Mujeres, hombres y viceversa, pero puede que estén en ello, con vistas un año de estos a los Premios Oscar de Hollywood. No nos extrañe que pronto sean perfumadas de comino, canela y curry, las aceras de Sunset Boulevard.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Crimea
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