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España España · Barcelona
Voto de rober:
8
Ciencia ficción. Drama A sus 32 años, Marc Jarvis (Tom Hughes) padece una enfermedad terminal. Le queda un año de vida. Justo ahora que él y Naomi (Oona Chaplin) han empezado a construir una vida juntos. Por eso, incapaz de aceptar su final, Marc decide criogenizar su cuerpo con la esperanza puesta en el futuro. Más de sesenta años después, en 2084, se convierte en el primer hombre resucitado de la Historia, pero su resurrección no se producirá de la forma ... [+]
9 de octubre de 2016
27 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como las grandes obras de ciencia-ficción, "Proyecto Lázaro" habla de temas muy actuales, yo diría que universales. Mateo Gil reflexiona sobre el concepto de vida, entendido más allá de la vertiente estrictamente química o molecular. Los recuerdos, los seres que nos acompañan, el "alma", o la propia muerte, son elementos que también juegan un papel en lo que entendemos por vida humana. Más allá del debate ético sobre la crionización y sobre los límites de la ciencia, la película narra la vida de una persona que, por querer escapar de una muerte prematura, se convierte en un conejillo de indias en un mundo que no le corresponde, un ser condenado al desarraigo y a la soledad.

A mí se me ha pasado por la cabeza "El planeta de los simios". El argumento tiene algunos paralelismos, pero aquí hay un debate nuevo, más rico. Mateo Gil nos enfrenta con un mundo en el que la memoria es prescindible, ya que los recuerdos se almacenan, se registran y se pueden revivir. Con ello, el significado del tiempo, como factor que condiciona nuestra existencia, se altera. El film plantea si puede tener sentido vivir fuera de nuestra época y de nuestro entorno, y pretender prolongar a nuestro antojo aquello que es sólo química. El protagonista, Marc, llega a compararse con un filete que se congela y se descongela. En el proceso de crionización, su condición se ha reducido a la de mero pedazo de carne. Un planteamiento sugerente y siempre discutible. En el fondo, "Proyecto Lázaro" supone una reivindicación de la tristeza o del sufrimiento como parte indisociable de nuestra existencia. El ser humano, si no es limitado, no es humano.

Con estas premisas, la película echa mano del inevitable flashback de modo reiterado. De todos modos, Mateo Gil evita relatar la historia del protagonista con una secuencia temporal lógica, lo cual es coherente con la propuesta de la película. Somos testigos del periplo vital de Marc a medida que él mismo recuerda sus vivencias, o piensa en ellas. La hierática y contenida interpretación de Tom Hughes contrasta con la lucidez de los pensamientos de su personaje, expresados con una voz en off que, por la brillantez del texto, nunca cansa. El color y la iluminación varían en función de la época a la que se refiere cada escena. La vida en el futuro se nos presenta como algo claustrofóbico (por la limitación de espacios y escenarios) y asfixiante (los pulmones de Marc no pueden respirar el aire del año 2084). Lo que realmente tiene vida, lo que se agita sin parar, está en la cabeza del protagonista...
rober
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