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España España · Barcelona
Voto de rober:
7
Drama. Terror El señor Karel domina a sus familiares, amigos y empleados. Sólo está preocupado porque el tránsito de los difuntos hacia el más allá sea lo más limpio y rápido posible, todo mediante la incineración de cadáveres en el cementerio que regenta. (FILMAFFINITY)
10 de septiembre de 2016
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película única e irreverente, que arrasó en su momento en el Festival de Sitges, y que a día de hoy está injustamente ignorada. “El incinerador de cadáveres” es un potente alegato en contra de los regímenes totalitarios y de la xenofobia, a través de un relato macabro y con tintes absurdos, de un humor negrísimo e insolente. La caracterización del actor principal es perfecta, el protagonista sostiene por sí solo toda la película con su voz metálica y su crueldad oronda y demente. Para construir el personaje del incinerador de cadáveres, Jujaj Herz crea una versión “padre de familia” del Peter Lorre del Vampiro de Dusseldorf. Sólo verlo da aprensión.

Cabe reprochar a la película, no obstante, su estilo recargado y barroco, casi diría engolado. Los originales encuadres y la siniestra banda sonora componen una atmósfera enfermiza. Las transiciones entre escenas son magníficas, el uso del blanco y negro y del gran angular da el tono perfecto de asfixia y zozobra. Sin embargo, algunos momentos de montaje enloquecido, con planos febriles y fugaces, hacen pensar que la película, muy arriesgada en su propuesta formal, no ha envejecido del todo bien. En cuando al contenido, el film va de menos a más, Juraj Herz hace que pasemos del desconcierto inicial al desasosiego posterior, hasta acabar en una tensión desbordada e incontenida de discursos enloquecidos y violencia gratuita. Una obra áspera y difícil, pero también hipnótica, propia del país y del momento en que fue hecha, y que merece la pena ser revisitada.
rober
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