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España España · Barcelona
Voto de rober:
9
Drama. Comedia Durante la ocupación nazi de Checoslovaquia, el joven Milos trabaja en la estación de trenes local junto al mujeriego Hubicka, el bobo jefe de estación Zednicek y la bella revisora Masa. El director de los ferrocarriles del pueblo les encarga la misión de proteger ciertos trenes estratégicos, indispensables para los planes de dominación del Führer en Europa central. Pero Milos tiene otro problema más íntimo y acuciante, que le lleva a ... [+]
14 de abril de 2014
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Apenas había oído hablar de esta película, y la verdad es que ha sido una gran sorpresa. “Trenes rigurosamente vigilados” es un sano ejercicio de ironía, sátira y crítica, que no deja títere con cabeza, a pesar del tono aparentemente inocente de la narración. Se trata de una obra muy moderna, tanto en el fondo como en la forma. Los destellos de humor en la historia del joven Milos son si cabe más brillantes por lo deslumbrante que resulta todo su universo. La miseria y la guerra marcan un simple telón de fondo, absurdo y lejano, ante el trauma que supone para un adolescente un despertar sexual no acorde con sus ensoñaciones y expectativas.

Todo se nos muestra de una forma descaradamente viva. El blanco y negro es de una extraña calidez, sin duda por los juegos de luz, el inteligente uso de la cámara (siempre colocada en el lugar adecuado) y una ocurrente utilización del sonido y de la música. El film es un prodigio de armonía, todo encaja a la perfección en un universo particular. El guión es muy ocurrente. Los personajes secundarios están muy logrados y hasta el más pequeño de los objetos tiene su propio protagonismo. Se notan influencias del cine clásico (Chaplin, Wilder...), pero también aprecio huellas de este tipo de hacer cine en directores de ahora mismo (Jeunet, Wes Anderson, Tarantino…). Hay un cierto distanciamiento en la narración, incluso en los pasajes más trágicos, pero curiosamente eso acentúa la sensación de candor. Destacaría muchas escenas, aunque supongo que me quedo con la del balanceo de sillas, persecución en la oficina y estampado de los sellos. Diez minutos para enmarcar. Por cierto, una escena en la que no aparece el protagonista.

El final es desconcertante pero muy acertado, y quizá es el colofón perfecto para una de las películas más frescas e ingeniosas que recuerdo. “Trenes rigurosamente vigilados” es una obra que, partiendo del elogio del detalle, y a pesar de poner el espejo frente a nuestras propias miserias, provoca una extraña sensación de ternura y de reconciliación con el género humano. Y nadie diría que tenga ya casi cincuenta años.
rober
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