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España España · Barcelona
Voto de reporter:
7
Drama. Acción Un relato sobre las artes marciales y el alma de la civilización china. Dos maestros de kung fu, Ip Man (Tony Leung), el hombre que entrenó al mítico Bruce Lee, y la bella Gong Er (Zhang Ziyi) se reúnen en la ciudad natal de Ip Man en vísperas de la invasión japonesa de 1936. El padre de Gong Er, un gran maestro de renombre, también viaja a esa ciudad para la ceremonia de su jubilación, que tendrá lugar en el legendario burdel El ... [+]
29 de enero de 2014
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No se fue el personal demasiado contento de aquella 62ª edición, y como las primeras impresiones (las de la 63ª Berlinale, se entiende) son vitales, la primera película que iba a ver la prensa aquel año era la que con toda seguridad, y siempre a priori, claro, podía considerarse como el plato más fuerte que iba a poder degustarse aquel año en la capital alemana. Porque, y con todo el respeto hacia nuestros peludos amiguitos del bosque, más importante que el hecho de que ''Los osos hubieran vuelto a la ciudad'' (así se promocionaba el festival por aquel entonces: echando mano, cómo no, de su icono más reconocible) era el que un tal Wong Kar-Wai hubiera vuelto a los menesteres cuyo ejercicio, con toda justicia, le hicieron tan grande. Ha vuelto, (ya en presente... y ya era hora), al noble, muy agradecido y nada sacrificado oficio de la dirección cinematográfica, en el que había estado inédito desde su discutido (por puro snobismo) desembarco en suelo americano con 'My Blueberry Nights', efeméride que ya va a cumplir cinco años, que se dice pronto.

Un lustro sin el maestro se hace muy largo... más aún cuando durante los últimos años hemos estado conviviendo con la promesa de un proyecto que, como mínimo, iba a marcar un antes y un después en su carrera, por lo menos en lo que a ambición se refiere. Después de su road trip por los Estados Unidos, Wong Kar-Wai decidió hacer las maletas y volver a su amada Hong Kong para quitarse una espina que tenía clavada desde el estreno de su filme maldito -y muy masacrado- 'Ahes of Time', cinta de artes marciales cuya productora se encargó de dejar irreconocible con respecto al montaje original. Su autor, por cierto, no pudo empezar a resarcirse hasta el estreno de la versión ''Redux'', apaño que no acabó de convencer a nadie, también sea dicho. Con 'The Grandmaster' se puede decir que el director de las eternas gafas de sol vuelve a la escena del crimen. La diferencia es que ahora llega con la lección aprendida... y con la reputación suficiente para que cualquier trabajo sobre el que ponga las manos sea inmediatamente sacralizado y, por lo tanto, quede fuera (se supone) del alcance de las manazas de cualquier pez gordo de la industria con ínfulas autorales (... y ni así nos hemos salvado de la engorrosa multiplicidad de montajes).

Con esta reconfortante certeza y con el consabido tiempo de espera bajo el brazo, no es de extrañar que los grandes festivales de todo el mundo quisieran adjudicarse esta esperadísimo biopic sobre el legendario Ip Man, mentor del no menos legendario Bruce Lee. En su día sonó Cannes, pero no. ¿Para Venecia, pues? Tampoco. ¿Y San Sebastián? Va a ser que no. A Wong Kar-Wai debió convencerle más la oferta de Dieter Kosslick, la cual incluía el cargo de Presidente del Jurado, con la consiguiente condonación de la responsabilidad (?) de participar en la Sección Oficial a Competición. Fueran cuales fuesen las condiciones, lo cierto es que Berlín se anotó un puntazo con este fichaje, aunque más cierto es que mientras se producía la rifa entre los distintos certámenes, la cinta tuvo tenido tiempo para estrenarse en su país de origen. Esto último se dijo con la boca pequeña... y a voz todavía más baja debería comentarse la alarmante falta de World Premieres de la que adolece la Berlinale durante sus últimos años, aunque esto es otro asunto.

Cierro paréntesis porqué el magnetismo de Tony Leung se apropia una vez más -y qué gustazo- de la gran pantalla. El galán fetiche de Wong Kar-Wai se pone en forma (¿alguna vez la ha descuidado?) para dar vida al mítico maestro del Kung Fu en una película cuyo mayor y nada desdeñable logro es el de de llevar a los terrenos del más rabioso cine de autor un género que se mostraba alérgico (o esto nos habían querido enseñar) a este tratamiento. El referente obvio lo encontramos en el díptico 'Ip Man', de la dupla Wilson Yip & Donnie Yen, y si bien estrecha lazos con la película que ahora nos concierne (sobre todo en lo referente a la creación de una mitología semi-fundacional de carácter muy similar al western clásico), los vínculos se diluyen en una ejecución que luce siempre de la forma más orgullosa la inimitable marca ''In the Mood for Love'' (y ''Cungking Express'', y ''2046'', y...). De lo que se trata aquí es que el instrumento (hablamos de géneros y etiquetas) se adapte a las necesidades de quien lo utiliza. Complicadísimo, y todavía más valiente, de verdad: la estética y la adrenalina vuelven a convivir en esplendorosa armonía. Como con con Zhang Yimou, pero diferente... y mejor.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
reporter
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